En la octava sesión de depilación láser en Abril 2017 en el centro Único de La Gavia, la persona responsable notó que al hacerme la depilación láser una zona se estaba poniendo roja. A pesar de ello, continuó aplicando láser en la zona, realizando más de 30 pequeñas quemaduras. No sólo no se aplicó la potencia adecuada sino que ni siquiera debería haberse aplicado láser en esa zona, cercana a la ingle, pero donde no había absolutamente nada de vello y por tanto tampoco necesidad de aplicar láser. Desde entonces, el centro ha estado aplicando un peeling químico para tratar de eliminar las cicatrices consecuencia de las quemaduras, lo que conlleva unos gastos de transporte hasta el centro, tiempo y por supuesto, que el tratamiento de depilación ha tenido que pararse durante ya 10 meses, con las consecuencias que esto tienen para la eliminación definitiva del vello. Además, en estos 10 meses, las doctoras responsables de hacer el seguimiento han cambiado ya cuatro veces, sin aparentemente llevar un control del progreso, contradiciendo en algunos casos el procedimiento que la anterior doctora estaba realizando. He tenido que explicar ya en cuatro ocasiones la situación, y esta falta de acuerdo entre las profesionales obviamente genera una gran desconfianza.