Hemos alquilado una habitación en un apartamento en la Calle Guipúzcoa 22 y es un engaño. Los dueños han sido unos impresentables. El teléfono de contacto es de un conocido del dueño, avisamos con tiempo de nuestra llegada ya que el check in era hasta las 15 y nosotras llegaríamos a las 16, nos dijeron que no había ningún problema. Al llegar nos dijeron que habían dejado las llaves en el bar de abajo lo cual ni nos dieron la dirección y era completamente mentira. Para recoger las llaves, nos hacen ir a un bar de un conocido suyo, y al llegar ahí el bar está cerrado y tenemos que esperar más de una hora a que alguien aparezca. Finalmente, nos coordinamos con otra pareja en la misma situación que nosotras, acaban consiguiendo las llaves y entramos en el apartamento. Una vez dentro, vemos que está en un estado muy deteriorado, la única seguridad de las puertas es un candado, hay comida en descomposición en la nevera, una pizza en el microondas con abundante moho y pinta de llevar ahí meses, las sábanas y toallas sucias, el baño compartido sucio también. Hemos visto a través del cristal de la puerta por la mañana que incluso un inquilino como medida de seguridad ha atrancado la puerta de la habitación con una silla. Luego de lo que anunciaban era falso, indican que cuentan con un bar y wifi gratuita en todo el establecimiento, no hay wifi e intuimos que el bar es el de su conocido que está a 1 km del apartamento. Hemos visto que las opiniones del apartamento son negativas y la mayoría son de éste verano (posteriores a realizar nuestra reserva) y cuyas quejas son las mismas que las nuestras.Por su parte, Booking no se ha hecho responsable de nada, aún no nos ha devuelto el dinero de las 3 últimas noches que no dormimos en ese apartamento y no nos dieron solución habitacional para poder disfrutar del resto de las vacaciones, por lo que tuvimos que volver a Madrid, perdiendo también el tren de vuelta Gijón-Madrid.