Me dirijo a ustedes para presentar una queja formal contra Amazon, concretamente respecto a su servicio de mensajería, por las molestias ocasionadas el día 6 de septiembre de 2025, aproximadamente a las 16:00 horas, en mi domicilio ubicado en Sevilla.
Un repartidor de Amazon se presentó en mi casa sin que el paquete estuviera dirigido a mi nombre ni a mi domicilio. Aun así, procedió a llamar al timbre de manera insistente, generando una situación muy molesta, ya que en casa tengo a una persona enferma que necesita descanso, además de animales que se alteran con estos ruidos.
La actitud del repartidor fue impertinente y poco profesional. Al indicarle que la persona destinataria del paquete no vivía en mi domicilio ni se correspondía el número de piso que decía la dirección (no entraba en razón), puso en duda mi palabra y se mostró confuso sobre la dirección, a pesar de que la información en la etiqueta del paquete era clara. No supo interpretar correctamente el número de piso y continuó insistiendo en que estaba en el lugar correcto, lo cual me obligó a explicarle varias veces que no correspondía a mi vivienda.
Este tipo de actuaciones no solo interrumpen la tranquilidad del hogar, sino que reflejan una grave falta de capacitación del personal de reparto que Amazon contrata ( no saben, literalmente, dónde están de pie) lo cual considero inaceptable para una empresa de tal magnitud y volumen de envíos.
Tras ponerme en contacto con el servicio de atención al cliente de Amazon, me atendió una persona llamada Nicolai, quien no ofreció ninguna solución efectiva más allá de un correo electrónico de disculpas genérico, sin ningún tipo de compensación ni seguimiento.
Solicito que esta queja sea trasladada a Amazon para que revisen los criterios de contratación de su personal de mensajería, y que garanticen un mínimo de profesionalidad, comprensión lectora y capacidad de interpretación por parte de los repartidores, ya que están demostrando que tienen lo justo para transitar por la calle a pie y controlar mínimamente sua esfínteres para no defecarse encima, así como respeto a la privacidad y el bienestar de los hogares a los que acuden.