Buenas tardes,
He estado en el crucero MSC Armonia del 19 de agosto al 26 de agosto de 2024.
Desde antes del crucero notifiqué mis intolerancias alimentarias a la compañía. Antes de la reserva del crucero me indicaron que no habría ningún problema con estas y que tendría a mi abastecimiento alimentos que pudiera comer, pero esto no ha sido así.
En el único momento en el que he recibido una atención adecuada para mis intolerancias, ha sido en el turno de la cena, durante el resto del crucero no he podido comer, ya que en el buffet libre no había ningún alimento para mi consumo.
Después de comentarlo con el personal del crucero (recepcionistas, camareros) estos me indicaron que mi única manera de poder comer y que vosotros me pudierais preparar un plato apto para mí era yendo al restaurante. El horario del restaurante era hasta las 14 h. En la mayoría de destinos era imposible poder llegar a esta hora, ya que teníamos excursiones contratadas y solo nos daba tiempo a llegar al buffet. En el desayuno se me informo que tendría una caja especialmente para mí, pero de nuevo solo podía ir al restaurante a comerla. Obviamente, por mi problemática estomacal, yo no me podía esperar a la hora prácticamente de salida para ir al restaurante a desayunar, ya que lo más probable, por como ha ido el crucero, es que me sentara mal y eso hiciera que no pudiera llegar a la excursión.
Lo único que podía comer de vuestro buffet en el desayuno, fue pan. En la comida y merienda, patatas fritas. Y finalmente en la cena, aunque habitualmente cumplían con mis intolerancias alimentarias, algún día me encontré que como no habían preparado nada para mí, tenían que improvisar y por ejemplo me sirvieron unos mejillones en salsa, que se habían pasado por agua para quitarles la salsa (esto se sabe, ya que había restos de esta salsa en los mejillones y plato)
Además, el domingo 25 de agosto pude ir al restaurante para comer. En este, según lo que me habían comentado los de recepción, me podrían servir perfectamente comida, ya que estaban al caso de mis intolerancias. Después de una hora y media en el restaurante, toda mi familia había comido, y a mí no me habían venido a atender ni a servir ni un solo plato, el que terminó siendo, después de muchas reclamaciones, un simple bistec con patatas.
En resumen, he pagado lo mismo que otras personas que podían comer las 24 h sin problemas y yo no he podido disfrutar de las mismas condiciones que los demás pasajeros. Además, al estar en horarios tan limitados (por ejemplo, no podía merendar, ya que en las meriendas no está el restaurante abierto) me he visto obligada a comer cosas a pesar de mis intolerancias, lo que me ha hecho tener crisis estomacales casi de manera permanente.