El mismo día en que recogimos el vehículo, se encendió un aviso de pérdida de presión en los neumáticos en el panel del conductor. Dado que ya era de noche, decidimos esperar hasta la mañana siguiente para revisar la presión de las ruedas. Al día siguiente, hinchamos los neumáticos, observando que uno de ellos estaba ligeramente bajo. Sin embargo, al persistir el mensaje de advertencia en el tablero, decidimos acudir a la oficina para solicitar asistencia.
En la oficina se nos informó que todo estaba correcto y que ese aviso era algo habitual. Nos mencionaron que para sincronizar el sistema de aviso se requería una máquina especial que no tenían disponible en ese momento, y se nos aseguró que podíamos continuar circulando sin ningún problema.
Lamentablemente, esto resultó ser incorrecto, ya que uno de los neumáticos estaba pinchado. Como consecuencia, nos quedamos varados en una cala, lo que no solo puso nuestra seguridad en riesgo, sino que también nos impidió solucionar el problema por nuestra cuenta. Esto nos obligó a llamar a una grúa, perdiendo tiempo valioso de nuestras vacaciones.
A pesar de que el neumático ya presentaba problemas desde el momento en que recogimos el coche, se nos ha cobrado tanto por el servicio de grúa como por el cambio del neumático, lo cual consideramos injusto. Además, hemos sido imputados por un rayón en el vehículo que no fue causado por nosotros. Como si fuera poco, también tuvimos que pagar de nuestro bolsillo un taxi para regresar a la oficina después de que el coche fuera remolcado, lo que supuso otro gasto inesperado.