Depósitos: compara y elige
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Un depósito a plazo es un producto de ahorro en que el cliente deposita una cantidad de dinero en una entidad financiera durante un plazo determinado, a cambio de recibir unos intereses pactados. Los depósitos son la alternativa tradicional para obtener alguna rentabilidad por nuestro ahorro sin asumir riesgos, aunque la rentabilidad que se puede obtener es limitada.
Cuando hablamos de "depósitos" normalmente nos referimos a un depósito a plazo, un producto en el que se invierte un dinero a un determinado plazo para cobrar los intereses al vencimiento.
También hay depósitos a la vista (o cuentas remuneradas) que permiten al usuario disponer de su dinero en cualquier momento, sin penalizaciones, con rendimientos más modestos que los depósitos a plazo.
Pero en el mercado se comercializan otros productos, que también incluyen la palabra “depósito” en su denominación como los depósitos estructurados y los depósitos combinados: estos son productos más complejos, pero al usar el mismo término pueden inducir a confusión al inversor.
Los depósitos y cuentas en entidades españolas están cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). La cobertura tiene unos límites de 100.000 euros por titular y entidad. Este límite engloba la suma de todo el dinero que tenga contratado en esa entidad en euros u otras divisas, es decir, si tiene 50.000 euros en una cuenta a la vista y 80.000 en un depósito a plazo (130.000 en total) 30.000 euros no estarían cubiertos en caso de insolvencia. Si fueran dos los titulares podrían recuperar hasta 200.000 euros, por lo que sí tendrían todo cubierto. Nuestro consejo es que el conjunto de depósitos dinerarios (cuentas, depósitos...) en un mismo banco nunca supere el límite de 100.000 euros por titular.
Los depósitos de bancos extranjeros que operan en España a través de una sucursal estarán acogidos al FGD de su país de origen. En la Unión Europea el límite es igual para todos los países.
La rentabilidad que ofrecen las entidades por los depósitos es libre, pero está muy vinculada a las políticas de tipos de interés fijadas por las autoridades financieras. Cuando los tipos de interés oficiales son muy bajos, las rentabilidades que se pueden esperar son también bajas y solo encontraremos intereses algo más elevados en ofertas puntuales, normalmente con el objetivo de captar clientes.
En todo caso, lo que hay que tener en cuenta no es tanto el interés que puedan ofrecer, sino la rentabilidad real que se obtiene tras descontar los gastos, los impuestos y la inflación: si esa rentabilidad obtenida tras gastos e impuestos es inferior a la inflación durante el periodo de la inversión, no solo no habrá ganado dinero, sino que habrá perdido poder adquisitivo.
Una de las características de un depósito a plazo es que en principio no es posible disponer del dinero invertido hasta la fecha de vencimiento.
Sin embargo, muchas entidades incorporan en los contratos cláusulas de cancelación anticipada, que permiten recuperar el dinero antes de vencimiento, aunque aplican una penalización por cancelación anticipada, que habitualmente consiste en la pérdida de todos los intereses percibidos hasta ese momento, con lo que solo se recibe lo invertido en el depósito.