Así analizamos

Nuestro análisis de pizzas preparadas

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Las pizzas preparadas son una de las comidas rápidas más populares en las familias españolas. Hemos analizado un total de 153 pizzas de dos tipos: refrigeradas y congeladas de supermercados. Para facilitar su estudio, las hemos dividido en siete grupos:

  • Pizza de Queso: 45 referencias (29 congeladas y 16 refrigeradas);
  • Pizza de Jamón y queso: 30 referencias (8 congeladas y 22 refrigeradas);
  • Pizza Vegetal: 25 referencias (18 congeladas y 7 refrigeradas);
  • Pizza Barbacoa: 18 referencias (7 congeladas y 11 refrigeradas);
  • Pizza de Jamón (jamón cocido únicamente o de jamón serrano): 9 referencias (6 congeladas y 3 refrigeradas);
  • Pizza de Jamón y champiñones: 8 referencias (todas congeladas);
  • Otro tipo de pizza donde están las pizzas tipo boloñesa, carbonara, de atún, etc.: 18 referencias (11 congeladas y 7 refrigeradas).

Todas ellas son pizzas que necesitan un calentamiento previo (en horno o microondas) antes de consumirlas. 

Consulta el comparador de pizzas

¿En qué nos hemos fijado?

En las pizzas hemos estudiado el etiquetado, los aspectos nutricionales que aparecen en la información nutricional, la lista de ingredientes donde aparecen los ingredientes que nos muestran el grado de procesamiento y los aditivos declarados. Además, hemos valorado el tamaño de la porción (cuando aparece sugerida en el envase de las pizzas).

Etiquetado difícil de entender

La receta de las pizzas puede influir en la calidad de las pizzas; es importante conocer qué tipo de ingredientes utilizan los fabricantes a la hora de elaborar sus productos. Pero leer la lista de ingredientes de una pizza puede convertirse en una ardua tarea.

Una vez que conseguimos descifrar la lista de ingredientes, vemos que las pizzas de supermercado pueden tener un número importante de ingredientes que nos muestran el grado de procesamiento de este plato preparado. Nos referimos a aromas (de humo principalmente), jarabes para las salsas (de barbacoa), fibras para dar consistencia a las guarniciones, aditivos que tienen funciones que no sean conservantes o antioxidantes, etc. Son ingredientes que no se suelen encontrar en la despensa de nuestra casa.

Muchos aditivos

En general, las pizzas menos “procesadas” son aquellas cuya guarnición se basa en quesos; y en el otro lado, las pizzas barbacoa son las que tienen un mayor grado de procesamiento.

Los aditivos son necesarios para la conservación, la estabilización de la pizza (base y guarnición). Este uso se tiene que hacer siguiendo la premisa que son realmente necesarios y que su número sea el menor posible. Con respecto al número, hay pizzas que incluyen una lista de hasta 17 aditivos. Entre ellos hay aditivos que son totalmente innecesarios como es el caso de colorantes (caramelos, extracto de pimentón y carotenos).

Por otro lado, no todos los aditivos tienen el mismo efecto sobre nuestro organismo (independientemente que su uso sea más o menos necesario). Hay aditivos cuyo consumo es mejor evitar que es fácil traspasar su IDA (Ingesta Diaria Admisible) o porque hay sospechas de estar relacionados con procesos cancerígenos o por ser alérgicos.

En el estudio de las pizzas hemos tenido en cuenta tanto el número de aditivos empleados como su valoración en nuestra base de datos de aditivos. Tienen mejor valoración las pizzas de queso y las vegetales.

Valor nutricional de la pizza

Revisamos las cantidades de energía, grasa, grasa saturada, hidratos, proteínas, sal, azúcar (en la salsa barbacoa).

Las pizzas analizadas son alimentos calóricos, muy mejorables en cuanto al contenido de grasas (de grasas saturadas en particular) y de sal. Fijándonos en los apsectos nutricionales, estos productos están indicados para consumir únicamente de forma ocasional.

¿Qué es una porción de pizza?

Uno de los aspectos más difíciles de definir ha sido el tamaño de la porción. En más de la mitad de las muestras no indican para cuantas personas es la pizza, en el resto de los casos se habla de media pizza, un tercio e incluso de porciones.

Consumir más de 100 g tiene implicaciones nutricionales a los valores que aparecen en la información nutricional: con una porción de pizza se dispara el consumo de grasas saturadas pudiendo llegar a más de 30 g (incluso hasta 44 g) en pizzas de queso y vegetal. Recordemos que las recomendaciones nutricionales nos aconsejan que el consumo en grasas saturadas no debe suponer más de 25 g diarios. En cuanto a la sal, el consumo de una porción implica consumir el doble de la ingesta máxima recomendada que son 5 g diarios.

Esto significa que es importante no considerar una pizza mediana (de unos 25 cm de diámetro) como una porción.

¿Cuál es la mejor opción?

Para tener una visión general de la composición de las pizzas cuyo etiquetado hemos analizado, utilizamos la Escala Saludable. Se trata de una herramienta que, gracias a su algoritmo, da una valoración en base a la composición nutricional, los ingredientes implicados en su receta, la presencia de aditivos y el tamaño de la porción.

El resultado nos muestra que es fácil encontrar pizzas que suponen una mala elección, sobre todo debido a su mala composición nutricional.

Por lo tanto, las pizzas son un plato preparado cuyo consumo debe ser ocasional y en pequeña cantidad. En ese caso, nuestro consejo es optar por las pizzas vegetales e incluso completarlas con algo más de verdura: pimiento, calabacín, etc.