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Cómo elegir pasta fresca

La pasta fresca tiene indudables ventajas, y precisamente las modalidades rellenas son las que cuentan con más adeptos. Te guiamos para que aciertes al elegir.

La pasta rellena es un plato cada vez más popular en nuestras mesas. Es muy socorrido para organizar una comida: cocción rápida, una salsita y… ¡listo! ¿Pero son una buena alternativa o suponen una ayuda en la cocina que más vale no abusar? Hemos salido al mercado y hemos valorado la composición de las pastas rellenas con la ayuda de la Escala Saludable. Con esta herramienta de OCU podrás saber si la pasta rellena que vas a comprar es o no una buena opción.

Pasta fresca: cómo elegir y acertar

A la rica pasta

La pasta se elabora a partir del trigo duro, un cereal cuya abundancia en proteína, concretamente en gluten, le confiere una particular elasticidad.

Así se elabora la pasta

  • Triturando el trigo duro se obtiene la sémola, una masa capaz de absorber hasta 10 veces su peso en agua.
  • El proceso de fabricación de la pasta comienza con la hidratación de la sémola en una mezcladora para lograr una buena distribución del agua.
  • La mezcla humedecida pasa a un tornillo donde, aplicando presión a una temperatura de unos 55ºC, la transforma en pasta, a la que se le da la forma deseada: espagueti, macarrones, lazos, fideos, etc.
  • En el caso de la pasta rellena, una vez laminada la pasta, se corta, se coloca sobre ella el relleno preparado, se dobla y se sella según la forma elegida.

Pasta seca o fresca

En general, las pastas moldeadas se someten después a un secado lento que alarga su vida útil varios meses.

Si la pasta se mantiene fresca, con su grado de humedad original, apenas duraría unas semanas, por lo que se le debe aplicar una pasteurización. Posteriormente el envasado puede realizarse al vacío o en atmósfera protectora y debe además conservarse en frío.

La diferencia entre pasta fresca y seca radica en el proceso de secado, que es mucho más corto o no llega a tener lugar en el caso de la pasta fresca; de esta forma la humedad en el producto final es más alta (entre 22 y 30%).

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¿Qué es la pasta fresca?

La pasta fresca tiene unas condiciones especiales:

  • Debe conservarse en frío por ser fácilmente alterable.
  • Tiene fecha de caducidad.
  • Su cocción es muy rápida, unos 2 minutos.
  • La presencia del huevo aporta fortaleza y color a la pasta. Por lo tanto, además de conseguir una pasta más amarilla, la textura es más fuerte, de tal forma que se percibe en boca. La norma establece el contenido mínimo de huevo: 3 huevos enteros por kilo de sémola, que corresponden a unos 150 g de huevos enteros o 65 g de yemas.
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Pasta fresca rellena: ventajas e inconvenientes

En la pasta rellena, el relleno debe suponer al menos el 25% del peso total del producto. La pasta que se emplea suele ser de tamaño mediano: ravioli, tortellini, conchas, etc., y el relleno puede ser de muchas variedades: desde rellenos clásicos como carne picada, queso o espinacas con queso, hasta mezclas sofisticadas a base de setas, cebollas caramelizadas, salmón, etc.

El valor añadido de la pasta fresca está en su oferta de pasta rellena, pero, ojo: en muchos casos el relleno termina siendo una masa a base de pan. Cuando en la parte frontal del envase se indica la presencia de un ingrediente concreto en el relleno tiene que venir indicada la cantidad (en %) en la lista de ingredientes.

Gran variedad

La pasta rellena puede ser de varios tipos:

Por su forma, se distinguen:

  • ravioli (cuadrados),
  • tortellini o tortelloni (circulares),
  • mezzelune (media luna),
  • capelleti y capellacci (muy similares a los tortellini),
  • soles, girasoles, lunette (discos),
  • diamanti (triangulares), etc.

Por su relleno, hay pasta rellena de carne o embutido, queso, pesto, vegetales (espinacas, calabaza, tomate), setas, pescado...

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Cómo hacer pasta fresca en casa

Se puede elaborar pasta fresca en casa, pero te hará falta una máquina para darle la forma a la pasta fresca.

Ingredientes:

  • 300 g de harina (puede ser integral).
  • 3 huevos.
  • 2 cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra.
  • 1 pizca de sal

Elaboración:

  1. Mezclar todos los ingredientes en un cuenco.
  2. Batir los ingredientes con la ayuda de unas varillas y después amasar con las manos.
  3. Hacer una bola, cubrirla con film transparente y dejar reposar 30 minutos en la nevera.
  4. Espolvorear la masa con harina, dividir en 8 trozos y estirarlos con la máquina hasta que queden muy finos.
  5. Pasar cada trozo por el cortador en función de la forma que se quiera y reservar.
  6. Dejar secar la pasta colgada durante 10 minutos antes de cocer. Los tiempos de cocción coinciden con los de la pasta fresca industrial (unos 2 minutos).

Si no te gusta ensuciarte las manos o te gusta más la pasta fresca rellena, estás de suerte. La oferta en los supermercados es lo suficientemente amplia para que encuentres la pasta que se adapte a tus gustos.

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Preguntas frecuentes sobre pasta rellena

Tus dudas sobre la pasta fresca rellena

¿Con qué tipo de harina se prepara la pasta?

Se emplea la misma harina que para la pasta seca, es decir, una harina de fuerza rica en gluten. La diferencia radica en que la pasta seca se somete a un secado completo de la masa.

¿Qué pasa por comer pasta fresca caducada?

La pasta fresca, debido a su mayor porcentaje de humedad, tiene una vida útil más corta en comparación con la pasta seca. En estos productos, se habla de fecha de caducidad. Si crees que no vas a consumir la pasta fresca antes de que caduque, te proponemos dos opciones. Puedes congelarla (ya cocida o tal cual) y así alargar su vida útil 1 mes más. También puedes cocinarla, pero en este caso alargas la vida útil de la pasta tan solo 2 días.

¿Cómo se conserva la pasta fresca?

La pasta fresca es un producto frágil, es necesario guardarla en la nevera y en su envase original sin que esté alterado. En algunos casos la pasta está envasada en una atmósfera protectora que ayuda a una mejor conservación de la pasta.

¿Cómo se cuece la pasta?

La pasta debe cocerse con abundante agua: se recomienda 1 litro por cada 100 g de pasta. Se puede añadir sal (una cucharadita de café por litro de agua). La pasta se echa cuando el agua esté hirviendo. Hay que intentar que la cocción se reanude lo antes posible (el tiempo de cocción se cuenta desde que se reanuda la ebullición). El punto de cocción es una cuestión de gusto, aunque se aconseja una cocción “al dente”, de manera que el centro de la pasta está un poco dura cuando se muerde.

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