Restaurantes: cómo evitar el desperdicio alimentario

En esta época de coronavirus que nos está tocando vivir, las salidas a restaurantes se han reducido considerablemente, mientras comer de restaurante en casa es ahora mucho más habitual que antes. En cualquier caso, aunque sean más escasas las comidas y cenas que hagamos fuera, podemos aplicar algunos de los consejos que aquí presentamos para intentar reducir, en la medida de nuestras posibilidades, el desperdicio alimentario que se genera en los restaurantes y apostar por hacer un consumo más racional y sostenible.

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Desperdicio en hostelería: cifras inasumibles

Tal vez no has reparado en ello, pero la cantidad de comida que se tira en la hostelería es un disparate. Según un estudio realizado por Unilever Food Solutions, en circunstancias normales, el 7% de la comida en restaurantes acaba en la basura. Un establecimiento de restauración tipo tira unos 2,5 kilos de comida al día, lo cual supone en toda España ¡más de 63.000 toneladas al año!

Los restaurantes, hoteles, bares y cafeterías tienen mucho qué hacer internamente para reducir el volumen de desperdicio que generan. Desde diferentes ámbitos se han creado guías que ayudan a estos establecimientos a tomar medidas para mejorar la gestión de su almacén y de las cámaras, así como en las compras, control de temperaturas y fechas de elaboración, etc.

¿Cómo evitar el desperdicio de comida?

Nosotros, como clientes, también tenemos en nuestra mano contribuir en la reducción de las cifras del desperdicio alimentario en los restaurantes.

Pide una ración adecuada al comensal

 

Hay personas que tienen poco apetito y nunca se terminan el plato que les ponen cuando comen fuera de casa, con lo que derrochan dinero y desperdician comida. Para ellos sería muy útil poder pedir raciones más pequeñas. En un estudio realizado por OCU sobre desperdicio alimentario, el 25% de los encuestados nos dijeron que en sus comidas laborales o de ocio sí podían pedir medio menú o raciones más pequeñas, mientras que otro 25% no tenía esa posibilidad (el 50% restante decía que solo en algunos establecimientos).

Sería deseable que esta tendencia se generalizara. El consumidor, por su parte, cuando está en un establecimiento por primera vez, puede preguntar cómo son de grandes las raciones, ya que en los restaurantes suelen aconsejar bien para no pasarnos. Igualmente, cuando pedimos raciones para compartir, el camarero puede ayudarnos a no excedernos.

Dejarse comida en el plato es muy habitual. En la misma encuesta de OCU, el 58% aseguraba que nunca dejaba nada en el plato, pero eso quiere decir que el 42% sí se lo deja: es muy destacable que el 11% no termina el plato más de la mitad de las veces.

Lo que te sobre, llévatelo a casa

Y cuando nos queda comida en el plato, ¿qué hacemos con ella? Un 24% de los encuestados siempre se la pide para llevar, mientras que otro porcentaje similar nunca lo hace. El resto, alguna vez... pero, ¿cuáles son las razones para no llevarse la comida sobrante? Las más frecuentes son:

• No suele sobrar tanto como para que merezca la pena llevársela.
• No les resulta cómodo cargar con ella porque no van a casa directamente.
• Hay un 35% al que les da vergüenza pedirlo.
• Un 15 % alega que el restaurante le dice que no tiene envases donde poner la comida.
• Un escaso 5% tiene reparos en cuanto al impacto medioambiental de los envases que le proporcionen, algo que es comprensible. Pero también hay que pensar en el impacto de la comida que tiramos, que no es poco: a veces vemos más el problema del plástico (que podemos quizás reutilizar) o del cartón (que podemos reciclar) que de la comida que se tira y que tiene un impacto medioambiental nada desdeñable.

Cómo ser más sostenible en el restaurante

Para reducir la cantidad de comida que en los restaurantes se tira de lo que los clientes nos dejamos en los platos, algunas soluciones útiles y sencillas podrían ser:

• Que en los restaurantes se ofrezca la posibilidad de llevarse las sobras sin que el cliente tenga que pedirlo, y así vencemos la vergüenza de ese tercio de usuarios.
• Que los establecimientos tengan envases apropiados para las sobras; y si no, los llevamos de casa, ¿por qué no? Se tiene que normalizar el uso de la comida sobrante y que sea excepcional que la comida se tire, eso es lo que debería darnos vergüenza y no pedirla para llevar.
• Que en las oficinas o centros de trabajo haya neveras donde poder guardar esas sobras del menú del día que pueden apañar cenas, pero que por no poderlas guardar en frío no nos las llevamos a casa.

Los consumidores, además, debemos preguntar bien el tamaño de las raciones y si los platos traen o no guarnición. Y si somos de poco comer, pedir medias raciones o solo un plato del menú o pedir directamente que el otro plato nos lo pongan para llevar y nos sirve para otra comida o cena.

Por otra parte, cada vez más restaurantes están colaborando en la lucha contra el desperdicio alimentario en sus establecimientos dando la posibilidad de dar una segunda vida a la comida que no han servido durante el día, ya sea a través de donaciones o de apps que la venden a precios muy bajos cuando acaba el servicio, etc.

Sostenibilidad y responsabilidad, apuesta segura

Estos pequeños hábitos pueden suponer un gran paso adelante para cambiar las cosas, para optar por un consumo más racional y sostenible, también en alimentación. ¿Te apuntas? 

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