El pasado miércoles 13 de agosto acudí al parque acuático con unos amigos y sus niños pequeños de 2 y 6 años. Una socorrista se dirigió varias veces a mi amigo dándole indicaciones totalmente respetables, pero con muy malos modos, una actitud que mi amigo le recriminó con educación. Tras esto, la socorrista se dedicó a perseguirnos por las diferentes zonas a las que estábamos acompañando a la niña de 2 años y a mirarnos de forma desafiante hasta que llegó un segundo socorrista (que, según nos dijo otro cliente del parque, era su pareja) que, con una actitud chulesca, se dirigió a nosotros. Al recriminarle, de nuevo de forma educada, mi amigo esa actitud, este socorrista, sin mediar palabra, se dirigió hacia la posición de mi amigo y se encaró con él poniéndose frente con frente. Yo, al ver la escena, que desde el principio estaba tratando de mediar, me acerqué a separarles y le dije al socorrista que qué estaba haciendo. En ese momento se inició una trifulca, de repente, en la cual este socorrista me retaba a pelearme con él y a salir fuera del parque y la otra socorrista, directamente, intentó agredir a mi amigo, quien la agarró de las muñecas para evitarlo. En ese momento llegaron guardias de seguridad y separaron la riña. Esto ocurrió prácticamente a nuestra llegada al parque, lo que provocó que durante todo el día estuviésemos intranquilos en él, ya que cada vez que nos cruzábamos con alguno de los dos socorristas nos desafiaban con la mirada y no apartaban el contacto visual hasta que nos alejábamos. Tras esto, intentamos hablar con el personal del parque y nos confirmaron que estaba grabado y que habían visualizado las imágenes y habían visto cómo fue el socorrista quien vino a nuestra posición a encararse con nosotros. Nos sorprendió la pasividad y la desidia para afrontar el problema teniendo en cuenta que ya habían podido corroborar que había sido su propio personal el que había actuado de una forma agresiva iniciando una trifulca con unos clientes.
Posteriormente, al cierre del parque, estábamos sentando a los niños pequeños en la silla del coche y, estando dentro ya para marcharnos, nos sorprendieron tres socorristas. Primero pasaron, a escasos metros de diferencia entre ellos, los dos socorristas de la trifulca y volvieron a desafiarnos con la mirada manteniendo el contacto visual y con una sonrisa irónica. Ignoramos este asunto y nos disponíamos a marcharnos cuando apareció un tercer socorrista (que habíamos visto durante todo el día en el parque, pero no estaba en la trifulca ni había ocurrido nada raro con él) y se acerca a la ventana del coche para amenazarnos e invitarnos a pelear. Este incidente de la salida desconozco si estará grabado, pero al ser en la propia puerta me imagino que también lo estará.
No hay derecho a que unas personas vayan a pasar un día bonito en familia con sus hijos y se encuentren con socorristas (cuyo trabajo está relacionado con el agua) con complejo de guardia de seguridad y, además, bastante agresivos y abusones. Y no solo dentro del parque, sino que también salen fuera a amenazar a los clientes y a amedrentarlos y humillarlos. Todo esto parece tener el beneplácito de los encargados y directivos del parque, ya que cuando reclamamos la situación actuaron con una pasividad sorprendente, a pesar de reconocernos haber visto las imágenes y cómo nuestra versión era cierta.