Hacer un presupuesto para controlar tu dinero
Preparar un presupuesto doméstico no es tarea sencilla, pero sí algo muy recomendable: coge papel y lápiz y haz la cuenta de lo que tienes y de lo que gastas, sin dejarte nada: puedes llevarte sorpresas. Si quieres ahorrar, plantátelo desde ya.

¿Alguna vez has llegado a fin de mes y te has preguntado dónde ha ido a parar el dinero? Si quieres tenr un mayor control y, al mismo tiempo, sacar más partido a tu dinero y no gastar donde no debes, te conviene hacer algunas cuentas.
Para poner a raya tus finanzas y no perder el control, comienza por anotar tus ingresos y gastos de manera organizada. De este modo, será más fácil hacer cálculos, analizar patrones de consumo y tomar decisiones acertadas. Incluso es probable que te lleves alguna sorpresa.
Controlar tu dinero en 6 pasos
- Haz recuento de los gastos todos los días y anótalos por categorías para no olvidar nada.
- Piensa que hay determinados gastos que deben pagarse periódicamente: cada mes o casi todos los meses, cuyo valor puede variar ligeramente, ya sea debido a variaciones en el consumo, modificaciones de las tarifas u otros factores, como las posibles tasas de interés que se apliquen. En este tipo de gastos puede ser más fácil ahorrar, ya sea reduciendo el consumo o cambiando de proveedor (a menudo el cambio es la mejor solución). Además de la cantidad que paga periódicamente, considera también el coste anual de cada servicio.
- Analiza en qué categorías estás gastando demasiado y define estrategias: muchas personas no tienen ni idea de cuánto gastan en ciertos cosas y, a veces, ver los números da pie a hacer cambios que ayudan a optimizar los ingresos.
- A la hora de gestionar el dinero, ten en cuenta que hay variaciones naturales de un mes a otro. Por ejemplo, un pequeño déficit en el mes en que se paga el IBI o el seguro del automóvil no es algo grave.
- Procura mantener un fondo de emergencia al que puedas recurrir en un mes deficitario o para hacer frente a posibles imprevistos.
- Para rentabilizarlo, invierte esta cantidad en un producto de ahorro de bajo riesgo y elevada liquidez, como por ejemplo una cuenta de ahorro o depósitos a plazo, siempre que puedas retirar el dinero en cualquier momento, incluso aunque dejes de recibir algunos intereses. En general ese fondo de liquidez debe rondar el equivalente de entre tres y seis meses de ingresos, si ahorras más, dedícalo a inversiones más rentables, aunque de menor liquidez y quizás mayores altibajos.