Alimentos funcionales

Nos preocupa lo que comemos, y todos somos conscientes de la importancia que una correcta nutrición tiene para la salud. Los fabricantes conocen bien este interés: de ahí que cada vez haya más productos a los que se añaden ingredientes que pretenden tener algún efecto beneficioso para la salud, y que resaltan esa adición en su publicidad o en los envases.
Actimel, Benecol, Proactiv, Vivesoy... Cada uno de ellos contiene una o varias sustancias añadidas con algún tipo de efecto saludable sobre el organismo. ¿Qué hay de cierto en ello? Pues depende del producto, pero en general sus alegaciones son, simplemente, exageradas.
Son muchos los alicamentos o alimentos funcionales: basta un paseo por el supermercado para ver que se prodigan afirmaciones como "Rico en vitamina C", "Refuerza las defensas" o "Ayuda a reducir el colesterol". .. alegaciones nutricionales y de salud, mensajes más publicitarios que informativos, que buscan destacar únicamente los aspectos positivos que el fabricante desea subrayar.
El reglamento europeo sobre etiquetado en los productos alimentarios vela porque las alegaciones nutricionales y de salud sean ciertas y rigurosas. El problema es que sus buenos propósitos se ven lastrados por unos plazos de aplicación demasiado amplios.
Nuestro consejo es que desconfíes de las alegaciones, te fijes en la información nutricional básica de la etiqueta y procures seguir una dieta natural y variada, ya que en ella encontrará todos los nutrientes que su organismo necesita.
Los alimentos funcionales que encontramos en el mercado presumen de contar con alguna sustancia añadida que hace que tengan efectos saludables. Muchos consumidores se preguntan qué pasa con ellos, si realmente sirven para algo: desde la OCU les damos respuesta.
Pasamos revista a los principales productos del mercado: su descripción, qué ingredientes funcionales tienen y en qué proporción, qué efectos reales tienen sobre nuestro organismo, qué alternativas hay para conseguir ese componente que tan necesario parece ser para nuestra salud… Y elaboramos una aplicación donde encontrará toda esa información, y nuestra opinión sobre cada uno de los alimentos funcionales:
Consulta alimentos funcionales y busca el producto que te interesa
Actimel, Benecol, Proactiv, Vivesoy... Cada uno de ellos contiene una o varias sustancias añadidas con algún tipo de efecto saludable sobre el organismo. ¿Qué hay de cierto en ello? Pues depende del producto, pero en general sus alegaciones son, simplemente, exageradas.
Son muchos los alicamentos o alimentos funcionales: basta un paseo por el supermercado para ver que se prodigan afirmaciones como "Rico en vitamina C", "Refuerza las defensas" o "Ayuda a reducir el colesterol". .. alegaciones nutricionales y de salud, mensajes más publicitarios que informativos, que buscan destacar únicamente los aspectos positivos que el fabricante desea subrayar.
El reglamento europeo sobre etiquetado en los productos alimentarios vela porque las alegaciones nutricionales y de salud sean ciertas y rigurosas. El problema es que sus buenos propósitos se ven lastrados por unos plazos de aplicación demasiado amplios.
Nuestro consejo es que desconfíes de las alegaciones, te fijes en la información nutricional básica de la etiqueta y procures seguir una dieta natural y variada, ya que en ella encontrará todos los nutrientes que su organismo necesita.
Los alimentos funcionales que encontramos en el mercado presumen de contar con alguna sustancia añadida que hace que tengan efectos saludables. Muchos consumidores se preguntan qué pasa con ellos, si realmente sirven para algo: desde la OCU les damos respuesta.
Pasamos revista a los principales productos del mercado: su descripción, qué ingredientes funcionales tienen y en qué proporción, qué efectos reales tienen sobre nuestro organismo, qué alternativas hay para conseguir ese componente que tan necesario parece ser para nuestra salud… Y elaboramos una aplicación donde encontrará toda esa información, y nuestra opinión sobre cada uno de los alimentos funcionales:
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“Ayuda a regular el nivel de colesterol”, “facilita el tránsito intestinal”, “fortalece los huesos”... Estos atractivos mensajes son moneda corriente en las estanterías de los supermercados. Corresponden a los alimentos funcionales; productos que se caracterizan por contar con alguna sustancia añadida que puede tener efectos saludables sobre el organismo, como los minerales, las vitaminas, los antioxidantes, los aminoácidos, los ácidos grasos, la fibra, etc.
El caso es que de momento la legislación española no exige a los fabricantes que demuestren científicamente estos supuestos efectos beneficiosos sobre la salud. Así, habrá que esperar aún al desarrollo de una propuesta europea de Reglamento sobre los Alimentos Enriquecidos (aprobada en mayo) que, junto con el Reglamento de Alegaciones, definirá el marco regulatorio de los alimentos funcionales.
Mientras tanto la OCU analiza periódicamente la composición de algunos de estos productos alimenticios funcionales: lácteos con fibra, zumos de fruta con leche, huevos con ácidos grasos de pescado... Y adelantamos que hemos encontrado que en bastantes casos el aporte de compuestos funcionales es mínimo, o bien sus efectos son, simplemente, exagerados.
De todo lo anterior se desprende que la única manera de garantizar que el aporte de nutrientes sea el adecuado para nuestro organismo es mantener una dieta variada y equilibrada en la que tengan cabida todo tipo de alimentos. De este modo tendrá la certeza de estar consumiendo minerales, antioxidantes, fibra o vitaminas, de forma natural y en cantidades considerablemente más notables.