Informe

Dolor de cervicales

01 enero 2011

A casi todo el mundo le han dolido, al menos una vez en la vida, las cervicales, y se calcula que un 15% de la población sufre dolores de cuello crónicos. Está claro que los dolores cervicales son un mal frecuente, lo que está menos claro es la eficacia real de innumerables tratamientos que existen contra él.

¿Qué es el dolor cervical?

Un esguince cervical puede ser la consecuencia de una colisión en un coche, de un accidente deportivo o de una zambullida en el agua, por ejemplo. En este caso, los dolores en las cervicales se deben a un movimiento brusco de la cabeza en el momento del impacto. Es decir, en ocasiones, se puede diagnosticar con claridad lo que origina del dolor cervical. Sin embargo, en la práctica, es frecuente que no pueda hacerse, incluso aunque se realicen pruebas diagnósticas más profundas. Cuando no se da con una causa segura, se suele hablar de dolores cervicales inespecíficos. Se trata de esos casos en los que nos duele el cuello, sin que podamos señalar ningún acontecimiento que lo haya podido desencadenar: choque, movimiento indebido, mala postura prolongada... Se suele pensar que, por fuerza, tiene que haber algo que se haya lesionado en el cuello.

Causas de la cervicalgia

Los dolores cervicales pueden tener su origen en diversas partes del cuello: discos intervertebrales, articulaciones interapofisiarias, músculos, ligamentos…

En función de su duración, se han hecho distintas clasificaciones. La que se usa más a menudo es la siguiente:

  • los dolores de menos de 7 semanas se denominan dolores agudos;
  • si los dolores duran de 7 semanas a 3 meses, se habla de dolores subagudos;
  • los dolores que persisten más allá de 3 meses se denominan dolores crónicos.

¿Qué hacer para aliviar el dolor de cervicales?

Existe una larga lista de tratamientos (ejercicios, acupuntura, tracciones, termoterapia, masajes, técnicas de relajación, electroterapia, etc.), aunque la mayoría de ellos no han demostrado claramente su eficacia para curar el dolor de cervicales.

¿Que se puede tomar para el dolor cervical?

Para calmar el dolor, usted puede tomar analgésicos. En la mayoría de los casos, se aconseja el paracetamol, básicamente por su riesgo limitado de efectos secundarios.

Los antiinflamatorios no esteroideos o AINE también pueden tomarse siempre y cuando se tomen las precauciones necesaria para minimizar la posible irritación gástrica. Por ejemplo, no tomándolos nunca con el estómago vacio.

Los médicos pueden recetar otros medicamentos. Por ejemplo, relajantes musculares, como el diazepam, en caso de espasmos musculares dolorosos.

También pueden recurrir a analgésicos opiáceos o a asociaciones de diferentes analgésicos. No obstante, como ocurre con los otros tratamientos, no está muy clara la eficacia real de los medicamentos contra los dolores de cuello.

Radiografía: columna cervical

Si usted acude al médico, le preguntará cómo y cuándo ha empezado el dolor y sus antecedentes médicos. Le explorará el cuello: le palpará las vértebras y las zonas que le duelen, le mirará los reflejos, etc. El objetivo del reconocimiento será determinar un diagnóstico o si se necesita realizar pruebas diagnósticas más profundas para lograr dicho objetivo.

Los pacientes suelen esperar que el médico les mande hacerse una radiografía; pero, la visualización radiográfica no suele aportar más información. Por lo general, se suele observar una correlación nula (o mínima) entre el dolor de cervicales y los cambios degenerativos que se suelen encontrar cuando se realizan pruebas de rayos X. Por lo que se conoce en la actualidad, si bien recurrir a la radiografía permite poner de manifiesto ciertas lesiones, por lo general, no permite establecer una correlación clara entre los síntomas dolorosos y las alteraciones que permite visualizar. Por lo tanto, no es aconsejable radiografiar sistemáticamente a todo el mundo al que le duele el cuello: sólo se recomienda realizar, por ejemplo, cuando el dolor es intenso tras un traumatismo, o si los dolores se agravan. Es decir, sólo cuando el médico sospeche ciertas causas de dolor cervical. Y sólo en ocasiones muy concretas el médico solicitará otras pruebas más específicas como, por ejemplo, un escáner o una resonancia magnética.

Cirugía: necesaria en pocos casos

Suele ser innecesario intervenir quirúrgicamente. A veces, se plantea una operación si la compresión de un nervio acarrea síntomas severos que no desaparecen. En caso de que la médula espinal esté comprimida, también se sugiere, a veces, una operación, en función de la naturaleza de los síntomas.

No obstante, la mejor evidencia científica disponible en la actualidad nos indica que conviene operar sólo si no queda otra solución.