Termómetros: así hacemos el análisis

Analizamos una amplia muestra de termómetros digitales de contacto en el marco de un test comparativo global realizado junto a otras organizaciones de consumidores europeas agrupadas en la ICRT (International Consumer Research and Testing).
Comparamos 18 termómetros digitales
Hemos seleccionado 18 productos, de punta rígida y de punta flexible, de los más vendidos en el mercado español en farmacias, parafarmacias y plataformas de venta online, tanto especializadas (como Promofarma) como generalistas (como Amazon), cuyos precios oscilan entre los 2,95 y los 19,18 euros.
Aunque pueden existir ligeras diferencias entre ellos, todos constan de una punta que contiene un sensor de temperatura y de un pequeño monitor que, tras unos segundos, refleja la temperatura.
Pruebas de laboratorio
De acuerdo a los estándares vigentes, hemos valorado en un laboratorio especializado:
- La precisión de los termómetros. Para ello, se les ha sumergido en un recipiente con agua a una temperatura controlada) para medir temperaturas que oscilaron entre los 35 y los 40 ºC.
- La reproducibilidad. Se trata de su fiabilidad a la hora de ofrecer resultados equivalentes en diversas tomas, tanto en mediciones in vitro como in vivo. Esta última se llevó a cabo en 30 adultos con hijos pequeños, en los que se realizaron varias mediciones (tanto en ellos como en sus hijos) en un entorno controlado.
- Su resistencia. Hicimos un test de estrés o de resistencia a las caídas, para lo cual se dejó caer cada termómetro desde una altura de 80 cm en el interior de un artefacto que se cierra y da vueltas. Tras dar 1 y 5 vueltas (2 y 10 caídas, respectivamente) se examinó visualmente que no se habían roto. Después de 10 vueltas (20 caídas) se volvieron a probar para ver si seguían funcionando correctamente.
Prueba de uso
El estudio se completó con una prueba práctica con usuarios: cada termómetro fue sometido a la evaluación de un panel de 30 usuarios, todos ellos con hijos pequeños, en circunstancias similares a las de la vida cotidiana. Estos usuarios debían evaluar diferentes parámetros relacionados con la facilidad de uso, además de su satisfacción general y su disposición a adquirir el producto (sin conocer su precio).