El 21 de septiembre de 2023 hice una portabilidad con Virgin Mobile. Al principio, pagaba 10 euros al mes, pero sin explicación, esa cantidad subió a 13 euros. Aunque el servicio no era del todo malo, la señal fallaba con frecuencia, por lo que decidí cambiar de operador. Justo antes de hacerlo, un comercial de Virgin me llamó y me ofreció un contrato de 12 meses por solo 6 euros al mes. Me pareció una oferta razonable y acepté pensando que ahorraría dinero.
Sin embargo, desde el primer día con el nuevo contrato, el servicio comenzó a fallar terriblemente. Hice múltiples llamadas para reportar el problema en las siguientes fechas: 11 de noviembre de 2023, 24 de mayo de 2024, 17 de mayo de 2024, 7 de junio de 2024 y 9 de septiembre de 2024. Cada vez me decían que, misteriosamente, mi teléfono se había desconfigurado. Me dieron nuevas configuraciones de IPS y seguí todos sus pasos, pero nada mejoró. En mi última llamada, me dijeron: “Si no le gusta, retírese, pero tendrá que pagar una multa de 60 euros o perder el número de teléfono”. Ante esa respuesta, decidí no insistir más.
Compré otra SIM para tener acceso a internet y dejé de usar los servicios de Virgin. En ese momento, decidí no seguir pagando, ya que no estaba recibiendo ningún servicio. Me cortaron la línea y, aun así, me llegó una factura de 31,90 euros, la cual pagué a pesar de que el servicio seguía siendo pésimo, con la señal cayéndose cada dos minutos.
Hace dos semanas devolví la factura de 31 euros y ahora me están amenazando con reportarme a las centrales de riesgo si no cancelo la deuda. Además, continúan cobrándome los 6 euros del contrato mes a mes, aunque no tengo acceso a la línea y el servicio sigue sin funcionar.
