Estimados/as,
Quiero poner en su conocimiento una experiencia vivida el pasado 22 de mayo, al viajar en autobús con mi gata en la ruta Arenas de San Pedro (Ávila) – Madrid, operada por SAMAR.
Me obligaron a colocar a mi gata en la bodega del autobús junto a las maletas, sin ningún compartimento habilitado, sin ventilación ni climatización, y sin sujeción que protegiera el transportín del movimiento. El personal de la empresa me indicó que era obligatorio hacerlo así y que no se hacían responsables de lo que pudiera ocurrir.
La temperatura exterior superaba los 25 °C y en el interior era aún mayor. El riesgo para la salud del animal fue real.
Llamé con antelación para avisar, tal y como recomienda la empresa, pero me dijeron que no hacía falta ningún trámite, y al llegar, no había alternativa.
He viajado con mi gata en tren, metro y avión, siempre con normalidad y sin problemas. Este caso me ha generado una gran indefensión como usuaria, especialmente al tratarse de una zona rural sin otro transporte público disponible.
Me gustaría saber si desde la OCU pueden:
Valorar si esta práctica es legal y respetuosa con los derechos del consumidor.
Ofrecerme asesoramiento o acompañamiento para reclamar adecuadamente.
Dar difusión al caso para evitar que más personas vivan esta situación.
Gracias por su atención y por su labor de defensa de los usuarios.
Atentamente,
Laura Tena
