Estimados/as señores/as:
Me pongo en contacto con ustedes porque el día 13 de mayo de 2025 acudí a una cita con Jaqueline Aguiar Joven en la peluquería Jean Louis David, en la calle Bravo Murillo 16, para un repaso de microblading en cejas.
Su actitud desde el principio fue muy rara, era la tercera vez que acudía a ella y en ningún momento se comportó como en esta última.
Tenía actitudes que hablaba sola, se levantaba hacia otra cosa sin sentido y volvía, eructaba, sin saber lo que hacía, desprendía olor alcohol, estaba como desubicada.
Después de decirla varias veces lo que quería, incluso mostrándole una foto, terminó destrozándome las cejas, faltándome el respeto y vacilándome. Diciéndome que ella ya no tenía la misma técnica de trabajo que hace tres años cuando me realizó el primer tratamiento y a mí en ningún momento me avisó de ello, ya que aunque no tenga la misma técnica, es el mismo trabajo a realizar.
En todo momento estaba dudosa y me preguntaba que qué es lo que yo quería, cuando desde el momento que íbamos a empezar, se lo dejé bien claro y ella se puso con la máquina hacer líneas que no tenían ningún tipo de sentido. Al yo notarlo, tenía un espejo y cada dos por tres me miraba, hasta que ya la dije que era lo que estaba haciendo.
La cosa se empezó a poner tensa, hasta que me empezó a faltar el respeto, la dije que se tranquilizara que yo estaba hablándola con respeto y educación y en ningún momento la estaba alzando la voz.
Finalmente decidí irme ya que estaba entrando en un estado de ansiedad porque no me daba ninguna solución y no había arreglo para mis cejas.
Al rato, volví con mis padres. Bajamos hablar con ella, asombrada me preguntaba qué pasaba, hablé la situación delante de ellos. Ella nerviosa, estábamos pidiendo una hoja de reclamación y gritando nos decía que nos fuéramos.
Antes de que llegase la policía, yo esperando en la sala de arriba, me miraba, se reía de mí y me llamaba ridícula.
Me vacilaba con comentarios “cuando lleguen tus amigos (los policias) me avisas ridícula”, “pobrecita ahora viene la ambulancia”. Las faltas de respeto eran continuas, incluso delante de los agentes.
Finalmente puse la hoja de reclamación.
Respecto al trabajo realizado, no me dió ninguna solución, la cual ahora tengo que recurrir a otro centro para darme sesiones de láser para eliminar el pigmento.
Tengo fotos y vídeos antes de realizar el trabajo y una vez “finalizado”.
SOLICITO credenciales de su profesionalidad y no me son presentados.
Sin otro particular, atentamente.
