Acabo de vivir un espectáculo lamentable en el establecimiento de Dominos Pizza de la Urbanización Mediterráneo en Cartagena (Murcia) (al que tantas veces he ido, y al que no volveré). Pedimos el menú de comer y beber sin límites, y después nos avisaron de que no había masa fina, hasta ahí estuvimos de acuerdo. Después estuvimos más de media hora esperando por dos pizzas familiares, que resulta que no eran familiares (supuestamente se les habían terminado y estaban poniendo medianas), vale, de acuerdo. A continuación hicimos otro pedido de dos pizzas más y tardaron media hora de reloj (de hecho, una de las veces nos las llegaron a poner en la mesa y luego se las llevaron porque decían que era para otros y luego nos la volvieron a poner). Vamos, todo un caos. Aún así intentamos empatizar con el servicio, estaban a tope, igual estarían aprendiendo... Como había pasado tanto tiempo entre la primera y segunda ronda, apenas teníamos hambre cuando por fin tuvimos las dos últimas pizzas, por lo que comimos algunos trozos (pero sobró). Pedimos una caja y no nos la dieron, por lo que nos llevamos los trozos sobrantes cogidos de la mano. Acto seguido salió un chico corriendo detrás de nosotros (para eso sí fueron rápidos) diciéndonos que eso no lo podíamos hacer, que teníamos que entrar y tirar esas pizzas. TIRARLAS, con la que está cayendo... Le dije que no iba a tirar comida bajo ningún concepto, que entendía su política, pero que las habíamos pagado y encima no habíamos puesto ninguna pega a su mal servicio. Nos dijo que le diésemos nuestro nombre y DNI, que nos vetaban la entrada al local (como si fuésemos delincuentes). Mi pareja le dijo que no le íbamos a dar nuestro DNI, pero que íbamos a poner una reclamación. Por supuesto, porque su política así lo indicaban, le hicieron tirar las pizzas en un cubo de basura.
