Herencias: cómo afrontarlas

Si te acabas de casar, puede que veas lo del testamento como una tarea innecesaria hasta dentro de muchísimo tiempo. Y aunque tienes tu parte de razón y casi con seguridad nadie lo va a echar de menos en siglos, nuestro consejo es que lo hagas. Si se presentara la mala suerte, tus bienes podrían tomar un rumbo imprevisto, que jamás hubieras elegido.

Si acabas de formalizar una unión de hecho con tu pareja y quieres protegerla, te aconsejamos vivamente que hagas testamento. Los derechos sucesorios de la pareja de hecho cambian de unas comunidades a otras e incluso allí donde parecen más asegurados, podrían darse problemas relacionados con la vecindad civil.

Si eres llamado a una herencia y aunque provenga de un familiar del que crees conocerlo todo, no está de más pedirle al notario que use una fórmula de aceptación que te libre de adquirir más deudas que bienes. Si eso pasara, te encontrarías con que te pueden reclamar dinero del patrimonio que tú tenías antes.

Si tienes hijos, no tienes libertad total para repartir tus bienes. Debes dejarles unos mínimos y respetar ciertas normas, que además han cambiado hace poco para mejorar los derechos de los hijos con discapacidad. Conocer las normas te ayudará a hacer un testamento válido, que se ajuste a tus deseos y tus obligaciones.

Si tienes claro cómo te gustaría repartir tus bienes, no hagas testamento fantasiosamente, dejando un manuscrito metido en un cajón. Tu idea tiene muchas papeletas de no llevarse a cabo. Lo mejor es ir al notario y plasmar tus últimas voluntades con todas las garantías. Es barato, confidencial, tiene vuelta atrás… Y el peligro de que tu reparto acabe en nada o en los tribunales desaparece.