Busca el largo plazo para evitar los sustos a corto
Durante los meses de septiembre y octubre, las carteras de inversión con inmuebles que desde OCU Fincas y casas diseñamos en colaboración con los analistas de OCU Inversiones no han sido ajenas a los vaivenes generados por un lado por el conflicto en Israel, y por otro las continuas subidas de tipos. Son modelos de inversión que tratan de integrar lo mejor de la inversión financiera con lo mejor de los inmuebles.
En este último bimestre, la cartera pequeña, pensada para patrimonios inferiores a los 500.000 euros, acumuló pérdidas del -2,9%; y la cartera grande, diseñada para patrimonios superiores, se dejó un -2%. Esta evolución se debe en buena medida a la inversión financiera de las carteras, que pesa un 80% en la cartera pequeña y un 60% en la grande.
Este contratiempo, como veremos a continuación no empaña el desempeño de la cartera en el largo plazo, periodo para el que está pensada, precisamente para absorber los inevitables sobresaltos en el corto plazo ante los que un pequeño inversor tiene poco que hacer (tampoco los grandes).
La parte financiera de las carteras a largo plazo
La inversión financiera está materializada por una estrategia mixta de acciones (60% de la cartera) y obligaciones (un 40%) que complementa la parte inmobiliaria en las carteras. Hablamos de la Global Flexible (-3,7%), que cierra el bimestre en rojo. Las bolsas mundiales (-4,4% en el periodo) cedieron, pero más lo hicieron apuestas como las acciones coreanas (-11,7%) o las suizas (-7%), y en la parte de las obligaciones, destacaron positivamente las brasileñas (+2,6%), suecas (+1,2%), estadounidenses (+0,9%) y mejicanas (+0,8%), contribuyendo a mitigar las pérdidas.
Los analistas de OCU inversiones adaptan esta parte financiera de la cartera al nuevo contexto económico que no para de cambiar.
Las rústicas despuntan, aportan estabilidad
Completamos nuestras carteras con una apuesta inmobiliaria, dando un plus de estabilidad. Recomendamos destinar a nuestra apuesta agrícola un 20% o un 35%, dependiendo de si su patrimonio es más ajustado o grande, respectivamente. Aquí la apuesta a largo plazo son las fincas rústicas de tierras de secano, en concreto las de Castilla y León, cuya revalorización sigue una tendencia constante y sin demasiados altibajos. En 2022 su precio subió un 4,7% anual (el precio medio de la hectárea está en 6.927 euros) frente a cerca del 2% del año anterior y del 0,8% que subió de media la tierra agrícola en España en 2022. Nuestros analistas esperan que el precio de las fincas rústicas de secano siga subiendo, al ser imprescindibles para garantizar la seguridad alimentaria.
· En cambio, la perspectiva hacia el sector residencial no cambia: sigue caro para comprar con vistas a obtener una rentabilidad del alquiler. Por tanto, la apuesta se dirige hacia algunas oportunidades en plazas de garaje, solo para aquellos que cuenten con un gran patrimonio, y siempre que no le dediquen más de un 5%.
Estabilidad y rentabilidad a largo plazo
La mayor estabilidad que aportan los inmuebles a estas carteras se demuestra con este dato: mientras la estrategia global flexible obtiene una volatilidad del 12,8% anual en el último lustro, la cartera pequeña muestra un 9,7% anual y la grande y el 7%, coincidiendo con el mayor peso que está dedica a los inmuebles. Desde el inicio de estas carteras, la rentabilidad media anual es del 5,1% para la grande y el 5,4% para la pequeña.
Por supuesto, las rentabilidades pasadas no conllevan igual rentabilidad en el futuro, pero la clave es la diversificación adecuada para reducir riesgos y para compensar unas posibles pérdidas con otras ganancias.