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Cómo mejorar el aislamiento de una vivienda
hace 9 meses - martes, 6 de septiembre de 2022Mejorar el aislamiento de una vivienda: ahorro y confort
Es posible ahorrar mucha energía y dinero y mejorar el confort en casa si reforzamos su aislamiento térmico. La inversión se amortiza en el plazo de unos cinco años. Lo notará tanto en invierno como en verano. Además, puede ser positivo para la salud en casos donde tengamos problemas de humedades, condensación, filtraciones, etc.
Le mostramos los materiales más adecuados junto con una idea del coste de la obra y una estimación de ahorros.
Un punto clave para el aislamiento son las ventanas, el lugar por donde se pierde más energía. Como recomiendan los técnicos de OCU, son preferibles las ventanas con los marcos oscilobatientes de PVC con dos cristales de 4 mm y cámara de aire de 16 mm entre las dos láminas de vidrio. Es un acristalamiento caro, pero puede reducir el consumo a una décima parte de lo que se gasta con una ventana simple. Si se combinara con un buen aislamiento de muros, podría lograr que la vivienda pase de una calificación energética D a una A, lo que para una vivienda de unos 90 m2 supondría un ahorro anual de más de 800 – 1.000 euros. Esos cambios de calificación no son solo nominales: conllevan mejoras reales y son condición para la obtención de ayudas para la obra, como decimos más adelante.
Las claves del aislamiento
Para aislar hay que interponer un material que conduzca mal el calor, un aislante. La capacidad para aislar de un material se mide por la cantidad de energía que deja pasar cuando hay una diferencia de temperatura entre sus dos caras. Este valor se expresa en W/m2 ºC y se llama “coeficiente de transmisión”: cuanto más bajo es ese coeficiente, mejor es el aislante.
El edificio debe disponer de materiales aislantes en todas las paredes que dan hacia el exterior y en el tejado, así como en los suelos y techos de cada vivienda.
La manera de aplicar el aislante dependerá de cómo esté construido el edificio. Si el muro exterior tiene una cámara de aire, podemos inyectar un aislante que rellene esa cámara. Se hacen unos taladros a distancias regulares, se introduce el aislante y luego se tapan los agujeros.
Si el muro no tiene cámara de aire hay que usar placas aislantes. Se pueden poner por el exterior cuando se renueva una fachada completa del edificio (la decisión depende de la comunidad). Si no es el caso, podemos ponerlos en nuestra propia vivienda por la cara interior del muro, perdiendo unos cm del espacio interior.
Los mejores materiales aislantes
En el mercado hay diversos materiales aislantes de origen natural o sintético. Algunos vienen como paneles rígidos que se pegan al muro y otros se presentan como fibras o elementos sueltos que se pueden inyectar en los huecos o proyectar sobre las paredes.
Las características de un buen material aislante son: que no desprende sustancias tóxicas, que no es inflamable ni produce humo tóxico, que resiste a los insectos, que no absorbe humedad pero deja pasar el vapor de agua, para evitar condensaciones en las paredes por el vapor que no consigue atravesarlas.
En muros, se logra un gran aislamiento con estos dos materiales: la celulosa insuflada y con la espuma de poliuretano. La primera tiene un mayor espesor (hasta 15 cm) y un coste de entre 10 y 25 € por m2. La segunda tiene un espesor de entre 4 y 8 cm y un coste de entre 10 y 25 € /m2. Otros materiales que podemos utilizar son el poliestireno expandido o extruido o los paneles de lana de vidrio o lana mineral.
En techos, el mejor resultado se obtiene con la espuma de poliuretano.
Los materiales no son especialmente caros, pero la obra de instalación se encarece con la instalación, los acabados y la pintura posterior.
¿Cuánto cuesta aislar una casa?
Pedimos un presupuesto para aislar un piso de 90 m2 en la zona climática D —la segunda más fría—, incluyendo la instalación, acabados, pintura e impuestos. Los precios oscilan entre 3.200 euros si se hace una reforma ligera, que consista solo en aislar parcialmente los muros exteriores, y 10.523 euros si se opta por un mayor espesor del aislamiento y un cambio de ventanas.
Las obras se amortizan en unos 5 años, si bien depende de la zona en que se vivas y de las subvenciones que podamos obtener. En las zonas más cálidas puede no compensar invertir en aislamientos o ventanas de mejor calidad pues los ahorros de energía no llegan a ser tan grandes, pero en zonas con gran variación térmica como prácticamente todo el centro peninsular sí se nota más el ahorro (y el confort).
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Ayudas para la mejora energética de viviendas
Se pueden solicitar ayudas que cubren parte de esa inversión y acortan los plazos de amortización. En concreto, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia incluye varios programas de ayudas con subvenciones que cubren desde el 30 % al 80 % del coste de la reforma, y pueden ser superiores para los consumidores más vulnerables, dependiendo de cada comunidad autónoma.
Además de las ayudas directas, existen deducciones en la declaración del IRPF. Por ejemplo, existe una deducción del 20% de las cantidades que pague por obras que reduzcan al menos un 7% la demanda de calefacción y refrigeración de la vivienda. La base máxima de deducción es de 5.000 euros, por lo que la deducción puede ser de hasta 1.000 euros al año.
Además, hay otra deducción (incompatible con la anterior) de un 40% de las cantidades pagadas por obras que reduzcan al menos un 30% el consumo de energía primaria no renovable (carbón, gas natural, petróleo...) o bien que lleguen a conseguir una calificación energética de la vivienda de “A” o “B”. La base máxima de deducción es de 7.500 euros, con lo que se podría lograr una deducción de hasta 3.000 euros.
Al hacer la reforma, puede aprovechar para cambiar su actual sistema de calefacción con combustible fósil por otro más sostenible. También hay subvenciones para calefacción renovable disponibles en muchas comunidades autónomas.