Alquileres de renta antigua que permanecen
La disponibilidad de otra vivienda por el inquilino
Qué ocurre en contrato de alquiler posteriores a 1994
En la actualidad no existe la prórroga forzosa, aunque hay arrendadores que sí desean terminar cuanto antes con un alquiler por el motivo que sea: para destinar la casa a otros fines o para ponerla de nuevo en alquiler con una renta muy superior.
Recuperar la casa alquilada por necesidad.
La LAU de 1994, donde la duración de los contratos es de cinco años (o siete si el arrendador es persona jurídica), no contempla como causa de resolución el que el inquilino tenga a su disposición otra vivienda. Puede tener una o diez.
Lo que sí es causa de resolución del contrato es que el inquilino no destine la casa alquilada a su vivienda habitual.
No hay un problema por no usarla algunos días o por ausencias temporales justificadas; debe tratarse de una pérdida efectiva y estable del carácter de vivienda habitual.
Ejemplos típicos en que podría prosperar la demanda de resolución:
- Por uso continuado como segunda residencia, despacho, almacén o cualquier destino distinto del pactado.
- Desocupación prolongada e incompatible con el concepto de vivienda habitual (no meras ausencias por trabajo, estudios, enfermedad o viajes).
- Ocupación principal por un tercero sin consentimiento y sin derecho (cesión o subarriendo no consentidos), cuando la persona que realmente vive allí no es el arrendatario ni quien pueda ocupar legítimamente la vivienda conforme al contrato y a la LAU.
En todo caso, el arrendador tendría que acreditar un periodo suficiente (meses) y no basarse en un corte temporal puntual, acumulando varios indicios concordantes que, en conjunto, lleven a una convicción clara de uso no conforme o no ocupación habitual. Y previamente, requerir fehacientemente al arrendatario para que aclare el uso, evitando indefensión y generando documentación útil.
Prueba sobre el destino real de la vivienda
La prueba de que un inquilino reside en la casa alquilada como su vivienda habitual puede basarse en un conjunto de indicios. Por que los consumos de suministros (electricidad, agua, gas) acrediten uso nulo o meramente residual durante un periodo prolongado, comparados con estándares razonables. Por ausencia de empadronamiento del arrendatario en la vivienda arrendada y empadronamiento en otra vivienda de forma estable; certificados de padrón. Con prueba testifical de vecinos o del portero sobre falta de ocupación habitual o uso distinto (tránsito, horarios, ausencia prolongada de enseres). Por informes periciales que constaten ausencia de mobiliario o enseres propios de vivienda habitual. Por cuestiones sobre la correspondencia, notificaciones o evidencias de que el domicilio efectivo del arrendatario es otro, lo que no es sencillo debe siempre respetar la normativa de protección de datos y sin intromisiones ilegítimas. También cabría una prueba sobre uso de la casa por terceros o cesión inconsentida.