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La distracción del AJD de hipotecas
hace 4 años - lunes, 12 de noviembre de 2018A muchos medios de comunicación y a casi todos los políticos les viene bien presentar los debates económicos o fiscales como si se tratara de un “reality show” permanente. Un espectáculo donde todos actúan, dicen frases de cara a la galería y hacen gestos grandilocuentes.
Donde asignan los roles de villanos y salvadores, y donde al ciudadano de a pie se le relega al gallinero, como mero espectador del que se espera que reaccione como en los programas de la tele. Alguien levanta una pancarta que dice “aplaudir” y todos aplauden. Luego levanta la pancarta de “indignaos”, y todos silban o suben el puño, etc. Así hasta que surge el campeón que resuelve el problema, castiga al felón y se va en olor de multitudes.
Esto ha pasado con la polémica sobre quién debe pagar la parte variable del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados en la constitución de las hipotecas. No vamos a recordar todo el proceso que hemos vivido lleno de despropósitos y en el que esta vez hay que lamentar la inestimable contribución de una parte del Poder judicial a su propio desprestigio.
Lo que queremos destacar es que un ciudadano informado no debe dejarse distraer por ese ruido interesado. La citada polémica ocultaba y oculta un falso problema. Hay que ir a la raíz. Lo cierto es que no tiene ningún sentido que exista un impuesto que grava no ya la capacidad económica del contribuyente sino su capacidad de indigencia. Quien solicita una hipoteca para comprar una vivienda no muestra una manifestación de riqueza. Ya paga el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales o el IVA con la compra: ¿qué sentido tiene cobrarle otro impuesto añadido por haber tenido que pedir un dinero prestado? Un impuesto que se ahorra aquel que tiene el dinero líquido para comprar la casa “a tocateja”, quien de verdad dispone de dinero.
Y vayamos más lejos: ¿qué sentido tiene cargar con una losa durante 30 años para poder acceder a un techo digno? Bien está que dejemos de pagar un 0,5% sobre el préstamo, o un 1% o 1,5%, que los más defensores ahora del contribuyente son quizás quienes tenían el impuesto más alto. Pero el problema de fondo sigue siendo que nos estamos endeudando de un modo desmesurado para acceder a la vivienda.
A tipo fijo o a tipo variable.
Dejemos de reír las gracias a los comediantes y exijamos de verdad a los que gobiernan medidas reales para abaratar el coste de la vivienda. Acordando la oferta a las necesidades, en alquiler y en propiedad, y concediendo ayudas públicas a aquellos que tienen más dificultades para subvenir a esta necesidad básica. Con una inversión pública consistente que acometa realmente el problema.