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La vivienda no está inmune
hace 3 años - jueves, 12 de marzo de 2020A estas alturas todos hemos tenido ya una buena dosis de inquietud en lo social, lo profesional y quizá en lo familiar, debido a la particular situación sanitaria mundial que está marcando el inicio de 2020, y que no ha terminado.
En el plano económico las consecuencias son profundas y aun insospechadas. Al desplome bursátil le sigue una cascada de efectos en empresas y sectores que supone ya un recorte sustancial a la economía real, con previsibles secuelas en el mercado laboral.
¿Es fiable el ladrillo?
En busca de valores refugio, hay quien pudiera pensar en el ladrillo, al igual que en el tradicional abrigo del oro, que ya ha mostrado subidas del 15% en lo que llevamos de año.
Francamente, no creemos que los inmuebles sean ahora el mejor valor para resguardarse de la tormenta, como la casa de ladrillo del cuento de los tres cerditos. Y no lo es por las siguientes razones.
Ya venimos advirtiendo desde hace mucho tiempo la desproporción que existe entre el precio actual de los inmuebles -la vivienda- en España y la capacidad económica de los hogares, en relación con los salarios, las perspectivas laborales y las demográficas. En ese sentido, la presente urgencia sanitaria podría haber actuado, además de por su efecto propio, como un catalizador o “excusa” que genere una corrección generalizada de valores que estaban en cotas históricamente altas sin un gran fundamento que las sustentara.
Eso parece claro en bolsas como la norteamericana, en récords absolutos hasta bien entrado 2020. Pero también es válido, a nuestros ojos, para otros valores sobredimensionados como el del ladrillo patrio. En nuestros análisis por ciudades y barrios (Barcelona, Madrid, Sevilla o Valencia) vemos que gran parte de los precios de mercado están muy encima de su valor razonable.
El ladrillo como falso refugio.
La tormenta pasará, pero hay que evitar errores
En tiempos de mudanza mejor no hacer cambios. Quien tenga una visión a largo plazo debe seguir la estrategia que haya definido para su patrimonio, sin dejarse llevar por temblores pasajeros que, todos lo esperamos, pasarán antes que tarde.
Pero hay que ser flexibles y adaptarse a las circunstancias. Como tras 2008, los arrendadores deberán hacer prueba de capacidad de adaptación y facilitar las cosas para mantener contratos que podrían verse en peligro por el impacto de la crisis.
Vea nuestras carteras recomendadas con inmuebles, pensadas para inversores prudentes con vistas en el largo plazo, donde por cierto no tienen cabida aún las viviendas, aunque sí otras inversiones como fincas rústicas, locales o plazas de garaje.