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¡Congelados!
hace 5 meses - martes, 27 de diciembre de 2022Evitar malas inversiones, clave del éxito
A escasos días de cerrar el 2022, no son pocos los inversores que se enfrentan a unas pérdidas tan abultadas con sus apuestas que, sin estar psicológicamente preparados para asumirlas, se han quedado congelados. Puede ser el caso de los que han apostado por las criptomonedas y han visto volatilizarse en el año más de la mitad de lo invertido. O el de los fans de Elon Musk que, sin esperárselo, han visto desaparecer similar proporción del valor de Tesla desde que hace tres meses su patrón hincara el diente a la red del pajarito azul. Es cierto que en algunas ocasiones dicho tropiezo ha podido ser magnificado por los inversores y el castigo, a nuestros ojos, haya sido excesivo. Así ha sucedido con inversiones que siguen teniendo un prometedor futuro y cuyo tropiezo debería interpretarse más bien como una oportunidad de compra, tal y como ocurre con las residencias de estudiantes.
Sin embargo, en otros casos se trataba sencillamente de inversiones caras que sobrevaloraban sus expectativas y en las que llega un momento en el que, ante el menor contratiempo, se pegan el trompazo. Ante ellas hay dos posibilidades. Bien cerrar la posición, asumir la pérdidas y reinvertir en algo mejor. O bien desdecirse conforme al dicho “donde dije digo, digo Diego” y pensar ahora que el largo plazo les salvará pese a haber invertido en su día con la idea de dar un buen pelotazo a corto plazo. De hecho, no son pocos los que actúan así si nos atenemos a nuestra encuesta sobre el comportamiento de los españoles ante los criptoactivos - representativa de la población española y realizada con el sustento económico del Ministerio de Consumo-. Y si ya se equivocaron al elegir esa inversión, más errática resulta aún esta actitud, pues mantener una inversión de dudosas perspectivas, que ha acabado estallando, con la esperanza de que rebote es lo peor que pueden hacer.
Diversos estudios que han analizado las crisis más recientes de este siglo – estallido de valores inflados como el de las acciones tecnológicas con el pinchazo de la burbuja punto.com, o el de las empresas financieras tras la quiebra de Lehman Brothers- han comprobado que en los años posteriores a la crisis esos valores han tenido unos rendimientos medios que ni de lejos se asemejaban a los alcanzados antes del estallido y que, ya perdido el favor de los inversores, incluso no llegaban a alcanzar los logros del resto del mercado. Por ello, un factor determinante para el éxito de un inversor a largo plazo no es tanto dar con la inversión más rentable como evitar las malas inversiones. Nosotros estamos para ayudarle en tal labor. En cuanto a los valores inflados, solían presentar una luz roja en forma de una alta volatilidad, por lo que al peligro de obtener un pésimo resultado en el corto plazo se suma el de verse atrapado en un hoyo del que luego es difícil salir. No sabemos qué pasará con Tesla, pero ya en septiembre -justo antes del pinchazo- y pese a su buen nombre presentaba una volatilidad que superaba el 56%.