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No, no es un dividendo
hace 3 años - lunes, 17 de febrero de 2020
Cada vez que escuchamos expresiones del tipo “dividendo opcional” o “programa de dividendo flexible”, con las que se maquilla una ampliación de capital liberada, nos entra un sudor frío.
Y es que al pensar que pueda tratarse de una empresa a la que su negocio no le da como para pagar dividendo, pero pretende aparentar que sí lo hiciera. Y lo gordo del asunto es que muchos, incluidos los medios de comunicación voceros de dichas empresas, no sólo parecen creérselo, sino que al estilo de una operación orquesta de márquetin hacen que al inversor de a pie se lo coloquen como si se tratara de un dividendo de lo más normal del mundo.
Con una ampliación de capital liberada en la que no entra ni un euro fresco a la empresa nada positivo cambia para la empresa ni para sus accionistas. Estos pasan a tener más acciones, pero de un menor valor cada una, de forma que mantiene el mismo pedazo de la tarta. ¿Llamaría usted pago de la empresa al accionista a un split en el que simplemente le cambiaran cada acción por dos? O, por el contrario, ¿llamaría pago del accionista a la empresa si hubiera un contrasplit en el que p.ej. cada grupo de 10 acciones pasara a agruparse en una nueva acción? A que no. Y la explicación no está en el caso de la ampliación de capital liberada, en la que se pueden vender a un precio prefijado los derechos de la ampliación a la empresa, en que los que optan por ello sí cobran en efectivo; pues lo único que hacen es vender parte de la tarta que tienen en la empresa en favor de los que se quedan, con lo que ni rastro del dividendo. Está en que la psicología que conlleva el uso del término “dividendo” es muy poderosa y puede llevar a la mente del inversor a caer en la trampa de estar recibiendo un pago que en realidad no existe.
Entre las empresas aficionadas a recurrir al denominado dividendo flexible, o mejor dicho ficticio, están compañías como Repsol, Iberdrola o Ferrovial, por citar algunas. Y lo hemos vuelto a ver esta misma semana con ACS. Otras, por el contrario, han emprendido el camino correcto de la cordura, y como el Santander, ya han anunciado que recurrirán cada vez menos a este subterfugio; abonarán lo que puedan pagar en efectivo y con el menor número de ampliaciones de por medio. Vaya por delante que el hecho de usar esta treta no implica necesariamente que se trate de una mala empresa o que no sea recomendable, pero incluso en los casos en que aconsejamos comprar o mantener dichas empresas preferiríamos que retribuyeran a sus accionistas con un dividendo, pero el de verdad. Ahora bien, lo que no nos parece de recibo es que el uso gratuito de la palabra dividendo acabe confundiendo al inversor. Nosotros no creemos que haya ninguna necesidad de disfrazar las cosas y mucho menos en el ámbito financiero, donde las cosas son o no son. Desde OCU Inversiones preferimos analizar las cifras que están detrás de cada empresa sin dejarnos llevar por las frases de márquetin. Es lo que está detrás de los consejos que al final le ofrecemos.