Como su propio nombre indica, las obligaciones corporativas estadounidenses son aquellas que las compañías privadas emiten en dólares USD. Tanto en términos de rendimiento como de solvencia (o riesgo), son las emitidas por empresas con nivel de solvencia aceptable y no se teme por su impago. Pues bien, a primeros de diciembre, tal y como le informamos en nuestro análisis Menos yenes y más dólares en nuestras carteras mixtas globales, decidimos hacerles hueco en todas nuestras estrategias mixtas (dinámica, equilibrada y defensiva). Con esta apuesta por la renta fija privada, la única que nos faltaba, ya cubrimos todo el espectro posible de deuda en el país del Tío Sam. Nuestra exposición conjunta es elevada, pero se trata de una apuesta con fundamento que se justifica en unas previsiones que apuntan a una divisa que creemos podría seguir fuerte frente al euro en los próximos meses y una curva de tipos que está a niveles más atractivos que la mayoría de sus comparables.
Un rendimiento interesante
A grandes rasgos, en lo que a las obligaciones corporativas estadounidenses se refiere, ofrecen de media un rendimiento algo por encima del 5% anual, lo que supone un diferencial de alrededor del 1% respecto a la deuda soberana estadounidense. Un extra de rendimiento que, si bien está algo por debajo de la media histórica (en torno al 1,5%), en el contexto actual nos parece adecuado, pues creemos se ve compensado por la diversificación que nos aporta, teniendo en cuenta que ya llevamos meses apostando por la deuda pública y la high yield en dólares USD. En todo caso, ese 5% de remuneración media supone un 2% más que lo que ofrece la renta fija corporativa en euros, lo que por sí mismo ya aumenta su atractivo.
Y una divisa al alza
Además, cuando invierte en obligaciones allende nuestras fronteras ha de ser consciente de que buena parte de su rendimiento viene condicionado por la evolución de la divisa, en este caso el dólar USD frente al euro. Y este punto, teniendo en cuenta el momento actual, creemos que supone un argumento de peso a su favor.
Bien es cierto que en nuestra opinión el dólar USD, con la vista puesta en el largo plazo, está sobrevalorado. Pero en el corto plazo no solo pensamos que no vayamos a ver esta corrección, sino que el escenario más posible apunta a un aumento de esta brecha.
La llegada de Trump a la Casa Blanca, con su “America First”, cambia las reglas y el dólar USD tiene todas las papeletas para seguir al alza. De hecho, en las últimas semanas ya sube con fuerza (+2,8% frente al euro en noviembre). Con una deuda estadounidense que seguirá ofreciendo tipos mucho más elevados que los de la zona euro, el dólar USD seguirá fuerte frente a la moneda común. Y las obligaciones corporativas estadounidenses lo aprovecharán.
¿Qué fondo elegir?
Por suerte, hay bastantes fondos y ETF interesantes, es decir, baratos y bien gestionados, para abordar esta apuesta. Pero en el momento presente preferimos los que invierten en títulos con una duración de unos 6 años (medio-largo plazo). Con ellos puede optar a un extra de rendimiento frente a los de más corto plazo, pero sin asumir el mayor riesgo de los de mayor vencimiento.
El ETF Vanguard US Corporate Bond (IE00BGYWFK87), que cotiza en euros en el Xetra y está disponible en Banco BiG sin comisiones de custodia, es una excelente opción. La cartera incluye cerca de 10.000 bonos corporativos diferentes y la mitad son emisores de reconocida solvencia, lo que aporta diversificación y seguridad.
Si quiere un fondo tradicional, con características muy similares al anterior, puede optar por la clase limpia del Vanguard US Investment Grade (IE00B04GQX83), en EBN Banco desde 2.500 euros.
En cualquier caso, consulte nuestro comparador de fondos y ETF
