La volatilidad en los mercados financieros es un arma de doble filo para el pequeño inversor. Los altibajos en las cotizaciones pueden suponer una oportunidad de inversión o un motivo de preocupación, dependiendo de cómo se gestione. De ahí que sea crucial entender que la volatilidad de las acciones es un fenómeno de incertidumbre a corto plazo, mientras que la rentabilidad y el riesgo desarrollan todo su potencial en el largo plazo. Si se aborda con una estrategia adecuada, la volatilidad puede convertirse en una valiosa aliada.
De cara al futuro, las acciones de pequeña capitalización presentan a nuestro entender un potencial de revalorización a largo plazo mayor que las de gran tamaño. Sin embargo, para aspirar a esta eventual rentabilidad superior, es imprescindible estar dispuesto a asumir una mayor volatilidad. Estas empresas suelen experimentar oscilaciones más pronunciadas en sus cotizaciones, lo que puede generar en el inversor neófito incertidumbre en el corto plazo, pero también oportunidades atractivas para aquel inversor más paciente o avezado que tenga una visión de largo plazo para su inversión.
En el contexto actual, con las grandes acciones tecnológicas cediendo terreno en bolsa en lo que llevamos de año, tras las fortísimas (¿y descabelladas?) subidas de años anteriores, hemos detectado un nicho de mercado interesante en las empresas de pequeña capitalización. La rotación de capital hacia estos valores más dinámicos sugiere que el momento puede ser propicio para incluirlos en una cartera bien diversificada pensada para el largo plazo. Sin embargo, es fundamental hacerlo con una estrategia bien estructurada que minimice el riesgo inherente a estas compañías.
Para reducir este mayor riesgo, en OCU Inversiones recomendamos una estrategia basada en la diversificación a través de varios buenos fondos de small caps de diferentes regiones del mundo. Esta diversificación le permitirá amortiguar el impacto de la volatilidad de empresas individuales y aprovechar las oportunidades en distintos mercados. No obstante, debido a la naturaleza más arriesgada de esta inversión, el peso de este tipo de activos no debería superar el 5% del total de su cartera. En nuestras estrategias globales podrá encontrar la distribución entre acciones y obligaciones que mejor se ajuste a su perfil de inversor en función del riesgo que esté dispuesto a asumir.
En definitiva, la Bolsa no es lugar para buscar certezas absolutas. Sin embargo, con una estrategia bien definida y diversificada entre acciones y obligaciones de diferentes países y categorías, y con un claro horizonte de inversión de al menos 10 años, la mayor volatilidad de las acciones de pequeña capitalización puede jugar a su favor.