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Dinero gratis, ¿hasta cuándo?
hace 2 años - lunes, 30 de noviembre de 2020
La crisis ha llevado a los bancos centrales a reducir los tipos a mínimos históricos casi en todas partes. En los países desarrollados el dinero “gratis” se ha convertido en la norma.
Pero también en países como Perú, Tailandia, Brasil, Sudáfrica o Indonesia. Cómo se ha llegado hasta aquí es fruto de un largo proceso. Tras los picos alcanzados en la década de los 80 para frenar la espiral inflacionaria, los tipos de interés han seguido una tendencia a la baja en las últimas décadas; acentuándose su caída en cada recesión.
La rápida propagación de esta política monetaria acomodaticia se explica, entre otras razones, por la guerra de divisas que viene librándose hace años. El banco central de Japón, que fue el primero en aplicar un tipo de interés cero en 1999, nunca ha ocultado su deseo de debilitar el yen. También para contener la apreciación del franco, el banco nacional suizo adoptó un tipo de interés cero en 2011. Siguiendo la estela de estos dos precursores, la mayoría de los bancos centrales de las economías desarrolladas han tratado de debilitar sus monedas a costa de los tipos de interés. La principal consecuencia de este dinero barato la estamos viendo en la explosión de la deuda mundial: se espera que alcance los 277 billones de dólares a finales de año; es decir, el 365% del PIB mundial comparado con el 320% en 2019. Ante esta montaña de deuda el rumbo que tomen las políticas monetarias desempeña un papel clave; un rumbo que vendrá marcado por la inflación. Mientras las presiones inflacionarias se contengan, los tipos seguirán en su nivel más bajo: por ahora con la recesión deprimiendo la demanda, no contemplamos un alza de los mismos; excepción hecha de los productos agrícolas, cuya presión al alza podría afectar más a los países emergentes.
El dinero puede que no siga siendo gratis en todas partes, pero a medio plazo las autoridades monetarias de las economías desarrolladas parece que no tienen previsto endurecer sus políticas. Un lujo que no podrán permitirse los países emergentes con las presiones inflacionarias del precio de los alimentos, y que podría implicar concesiones entre el control de la inflación y el apoyo a la actividad económica. En este escenario, si bien esperamos que la deuda soberana en yenes, euros y dólares, noruega y sueca siga ofreciendo un rendimiento limitado, la contribución positiva – o en todo caso neutra – que pueden dar sus divisas, sumado a que no esperamos alzas de tipos, podría ser un pilar positivo para su cartera. Puede combinar estas apuestas con otras de renta fija con rendimientos más atractivos como la deuda high yield y corporativa o la deuda china que acabamos de incorporar a nuestra estrategia mixta defensiva. Vea el peso que tienen en nuestras estrategias globales, así como los ajustes que acabamos de realizar en nuestras carteras mixtas defensiva y equilibrada.
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