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2021, café para todos
hace 2 años - martes, 17 de noviembre de 2020El inversor necesita un marco fiscal estable
En el Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año 2021 que el Gobierno presentó hace escasos días los planes de pensiones son uno de los protagonistas de los cambios fiscales que se avecinan. Si finalmente se aprueban tal cual, 2020 sería el último año en el que el inversor que desee planificar su jubilación podría aportar hasta 8.000 euros al plan o planes individuales que desee, ya que en 2021 verían recortada la aportación máxima anual con derecho a deducción en el IRPF desde los 8.000 euros a los 2.000. Los planes de empleo tomarían el camino opuesto y la aportación con derecho a deducción aumentaría desde los 8.000 a los 10.000 euros. Para el inversor de a pie este cambio supondría un duro golpe. Se cercena de un solo tajo la libertad de elección del partícipe y de contar con un amplio abanico de planes individuales entre los que elegir, pudiendo optar por aquel o aquellos planes que menores costes o mejor gestión presenten o simplemente se adapten mejor a su perfil de riesgo (consulte nuestro comparador de planes de pensiones), pasaría a estar obligado -si quiere aprovechar la deducción fiscal en las aportaciones, que en muchos casos ya no merecerá la pena- al único plan de empleo en que su empresa le encasille.
A falta de saber cómo se articulará definitivamente este volantazo fiscal, todo parece indicar que al menos los socios de OCU tendrán una puerta de salida si tal y como apuntan los rumores, los planes asociados acaban siguiendo los pasos de los planes de empresa y se alejan de la ruta fiscal propuesta para los individuales. Un camino que aumentaría el atractivo del ya de por sí interesante Plan de Pensiones Asociado de OCU.
Pero este no es el único tajo previsto, las socimi, o sociedades anónimas cotizadas de inversión inmobiliaria, son otras de las señaladas con el cambio de régimen fiscal propuesto por el ejecutivo. Cambio que si bien en la práctica no tendrá un efecto significativo en la recaudación pues podrían evitar el castigo repartiendo la totalidad de los beneficios generados, sí aumenta la incertidumbre jurídica. Y ya se sabe que los inversores huyen despavoridos ante tal escenario.
La rentabilidad esperada de las inversiones y el riesgo que se asume con cada una de ellas es una información vital de cara a diseñar la estrategia a largo plazo de cualquier inversor que se precie. Pero también es necesaria una adecuada planificación fiscal, un tercer pilar básico que debiera apoyarse en un marco regulatorio estable. En todo caso, tenemos que apechugar con lo que venga, por lo que, como cada año por estas fechas, le ponemos sobre la pista de ciertos “trucos” fiscalescon los que rebajar su factura con Hacienda antes de despedir el 2020.