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Wirecard, de héroe a villano
hace 3 años - lunes, 29 de junio de 2020
En la actual crisis podría darse que algunas empresas reflejen una contabilidad ficticia.
En el transcurso de una semana la acción – que en septiembre de 2018 entró a formar parte del índice Dax 30 reemplazando al Commerzbank –, perdió casi todo su valor. Se trata una vez más de una historia de cuentas amañadas; nada menos que de un agujero de casi 2.000 millones de euros, correspondientes a los beneficios publicados en la última década y que podría llevarle a la quiebra. Un escándalo, con detención y puesta en libertad de su exconsejero delegado incluida, que sirve para ilustrar algunas lecciones importantes para el inversor.
Para empezar, pone de relieve el papel que desempeña la información independiente de calidad, que en este caso ha servido para alertar del fraude. Quienes comenzaron a tirar del hilo y a quienes es justo felicitar por su buena labor fueron los periodistas de Financial Times, cuyas sospechas en 2008 llevaron a revelar en 2015 anomalías en el gobierno y las cuentas del grupo. En segundo lugar, apunta directamente a la función del regulador del BaFin, el regulador alemán de los mercados, que no sólo no hizo bien su trabajo de proteger al inversor – negándose a investigar las revelaciones del Financial Times –, sino que hasta hace poco continuaba apoyando a Wirecard frente a las sospechas de malversación. Sin duda, el regulador alemán tendrá que rendir cuentas por su ceguera, al igual que también los auditores de Ernst & Young.
En cuanto al fraude en sí, en un momento en que las empresas tecnológicas son populares en el mercado de valores y a menudo se valoran sobre la base de sus ingresos (a falta de beneficios sustanciales), nos hace temer que pudiera no tratarse de un caso aislado. No está de más, pues, aumentar la cautela y desde luego no dejarse deslumbrar por crecimientos vertiginosos que podrían acabar siendo un espejismo. En este caso se trataba nada menos que de una empresa perteneciente al prestigioso Dax 30, reservado a las treinta compañías de mayor capitalización bursátil; un hecho que, a la vista está, no garantiza nada. Como tampoco ha sido garantía la labor del regulador o la conocida seriedad del sistema económico alemán.
En definitiva, hay que estar ojo avizor, pues casos como este podrían darse en cualquier parte. En la actual crisis no sería raro que algunas empresas estuviesen reflejando una contabilidad ficticia (como ocurre con la moratoria de las hipotecas). Dado que se basan en datos oficiales, no hay análisis infalible; incluso uno bueno puede caerse de la noche a la mañana. Por tanto, no ponemos la mano en el fuego por ninguna empresa; ni siquiera por los valores de nuestra cartera Experto en acciones, que ahora cumple 30 años. Ante los riesgos ocultos lo más sensato es cubrirse diversificando en distintos mercados y sectores.
Consulte nuestras estrategias modelo y vea cuál se ajusta más a su perfil de inversor.