Son fechas en las que quien más quien menos va a la carrera en busca de regalos para familiares y amigos. En esta fiesta del “consumo con mayúsculas” los descuentos aparecen ante nuestra vista intentando seducirnos y elevar nuestro nivel de gasto. Ocasiones no faltan: el Día del Soltero, el Black Friday o el Ciber Monday, por ahora… Son tradiciones importadas de otros países, que han ido ganando popularidad entre los ciudadanos y que suponen un buen empujón para el consumo – y por ende para la actividad económica – en este periodo del año.
Pero este auge de las ventas no se limita sólo a España, sino que como ocurre en cualquier ámbito el fenómeno es generalizado. En un mundo, donde las noticias se hacen virales y llegan hasta el punto más remoto del globo, el comercio no podía ser menos. Este año, por ejemplo, el Día del Soltero, evento organizado por el gigante chino Alibaba, alcanzó un récord, siendo la mayor jornada de compras de la historia. Esta sola compañía alcanzó cerca de 35.000 millones de euros en ventas en un solo día, superando en un 20% el dato del año precedente. Un buen negocio para este monstruo del comercio electrónico, que ha multiplicado por más de dos veces su cotización desde su llegada al parqué hace cinco años. No se queda atrás tampoco el otro rey del comercio online, Amazon, que en el último lustro casi ha sextuplicado su cotización en bolsa. Sus valoraciones – caras a nuestros ojos – se han visto auspiciadas por el avance de las tecnologías y el cambio de hábito de los consumidores, que hicieron que el Black Friday hace un año moviera sólo en España más de 1.500 millones de euros en compras por Internet.
Todo este boom de consumo hay que ponerlo en contexto. Y es que al final se trata sólo de eventos puntuales que, si bien ayudan a caldear el ambiente, no constituyen la foto final del conjunto del año. Aún quedan unos días para esa traca final, y por lo pronto se han conocido los datos de las ventas minoristas en el mes de octubre. Estas, siguiendo la estela de la ralentización económica, se estancaron. Por otro lado, el coste de la cesta de la compra subió tres décimas en noviembre hasta el 0,4%, elevando levemente la presión sobre el consumidor. Presión que se añade al mínimo que registran los tipos interés y que lleva a los inversores a buscar una rentabilidad atractiva, acorde al riesgo asumido. Durante este año no les ha ido mal a aquellos perfiles que apostaron por nuestras
estrategias mixtas globales, que ponen el foco en limitar el riesgo. Véase sino el 17,9% de la
Mixta Dinámica o el 8,9% de la más conservadora, la
Mixta Defensiva. Ambas con un buen desempeño y que aprovechamos para poner a punto en la recta final del año (vea los
cambios en las Carteras Globales Mixtas). Este buen desempeño se extiende también a la
Cartera Global Flexible que avanza un 15,9% en el año.