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Más cultura financiera
hace 4 años - lunes, 13 de mayo de 2019Según los datos de este informe, el 24,7% de los alumnos españoles de 15 años no tienen el mínimo de competencias en esta materia, siendo España el décimo país de los catorce analizados. Esto significa que los adolescentes españoles no son capaces de entender por ejemplo una factura o tomar decisiones relacionadas con el ahorro o el gasto cotidiano. Tan sólo un 5,6% demuestran ser capaces de evaluar proyectos financieros complejos. En cuanto al fomento y enseñanza de la cultura financiera los profesores, instituciones y, por supuesto, los padres tienen mucho que decir. Tal es el papel que desempeñan estos últimos, que aquellos adolescentes que hablan con sus progenitores sobre temas relacionados con el dinero regularmente obtuvieron mejor nota en el citado informe.
A la vista de los resultados no es de extrañar que la tendencia a la hora de gestionar el patrimonio familiar, por distintos factores, sea más conservadora. Y es que, el ahorro de las familias sigue concentrándose en productos de bajo riesgo, a pesar de que estos ofrecen en general rendimientos escasos, aunque su publicidad diga otra cosa (vea el depósito de Targobank). Los más conservadores prefieren rendimientos bajos o casi nulos frente a la incertidumbre y volatilidad de los mercados financieros. Y ante este panorama, quienes buscan la ansiada seguridad guiados por su aversión al riesgo lo tienen cada día más difícil para sacar partido a su dinero. Véase otro ejemplo en la última subasta del Tesoro que ha vuelto a saldarse con rendimientos negativos en el caso de las letras, por debajo del 1% en las obligaciones a 10 años y poco más del 2% para las de 30 años. Distinta situación se vivía en 2014 cuando los rendimientos a tres años eran del 3% frente al -0,3 de ahora; o los de diez años del 4,5%. Aquellos se conforman con estos rendimientos paupérrimos a costa de tener una mayor tranquilidad se exponen al riesgo de que a largo plazo los tipos repunten; lo cual haría caer el valor de las obligaciones.
Ante este panorama, no nos queda más que volver a poner el acento en la importancia de seguir una estrategia inversora a largo plazo, idealmente diez años; una estrategia con la que podrá aspirar a mayores rendimientos y asumiendo un riesgo equilibrado. Así, por ejemplo, lo hace nuestra Cartera Global Flexible, que apuesta por la diversificación y que en los últimos diez años ha obtenido un rendimiento anual del 7,8%. Ante los ajustes que vamos realizando periódicamente le resultará más fácil seguirla a través del Metavalor Global, un fondo bien diversificado.