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Mal vamos...
hace 4 años - viernes, 17 de mayo de 2019
El "españolito" de a pie suele tener mucho de ahorrador y poco de inversor.Una estrategia a todas luces equivocada que, en el contexto actual de bajos tipos de interés en el que llevamos instalados varios años, resulta aún más desastrosa si cabe. Nuestra postura editorial.
El "españolito" de a pie suele tener mucho de ahorrador y poco de inversor. Craso error. Una estrategia a todas luces equivocada pero que, en el contexto actual de bajos tipos de interés en el que llevamos instalados varios años, resulta aún más desastrosa si cabe. A este tipo de ahorradores, la fiesta del dinero gratis les sale muy cara. Pero los datos cantan: más de la mitad del ahorro de las familias españolas está en productos de riesgo muy bajo que no les genera rendimiento alguno o, peor aún, les asegura perder poder adquisitivo cada año.
La ausencia de riesgo no es el camino
La palma se la llevan los depósitos y cuentas bancarias, que recogen 4 de cada 10 euros destinados a productos financieros. Pero los productos de entidades aseguradoras (1 de cada 10 euros) también tienen su nicho. Estos últimos, principalmente seguros de ahorro, rentas vitalicias y planes de previsión asegurados (PPA), aglutinan unos 242.000 millones de euros y son los únicos que pueden presumir de no haber parado de crecer año tras año. Que cada vez haya más familias que apuesten por ellos, sacrificando rendimientos futuros a cambio de mayor seguridad, no es una buena noticia. Y ojo, el riesgo puede ser mayor del que se presupone. No hay fondo de cobertura para estos productos, por lo que la solvencia de cada aseguradora es aquí su único aval. Y en cuanto a su rendimiento, a veces puede inducir a error, ya que llegan a comercializarse bajo la etiqueta de 100% garantizados pero en la letra pequeña reconocen que es el ahorrador quien asume el riesgo de la inversión como ocurre con algunos estructurados (como p.ej. el Seguro de ahorro PrimActiva Plus).
En nuestra revista mensual nº 068 del mes de mayo hemos puesto el foco en los Planes de Previsión Asegurados, un producto con las mismas condiciones fiscales de los planes de pensiones, pero con el gancho de una rentabilidad garantizada que dispara su atractivo entre los ahorradores conservadores. La conclusión es clara: la oferta deja bastante que desear. Sus rendimientos finales son poco boyantes - cuando no nulos - y cuentan con la misma falta de liquidez de los planes de pensiones. Además, aunque el atractivo fiscal puede darle una alegría a la hora de hacer su declaración de la renta actual (vea nuestro dossier) a la postre quedará en agua de borrajas si la rentabilidad a obtener es nula.
No se lleve a engaño. La ausencia de riesgo está hoy más penalizada que nunca y no tiene cabida si de invertir a largo plazo se trata. En tal caso ha de apostar por una estrategia basada en la diversificación entre acciones y obligaciones que, en el contexto actual, implica asumir más riesgo que en el pasado. Nuestra Estrategia Global Flexible, que le saldrá más a cuenta seguir a través del Metavalor Global, es la mejor vía para maximizar su rendimiento de cara al futuro. Pero si es muy asustadizo y quiere limitar el riesgo aun siendo consciente de que mermará su rendimiento futuro, cuenta con tres estrategias a su alcance: las carteras mixtas defensiva, equilibrada y dinámica.
La ausencia de riesgo no es el camino
La palma se la llevan los depósitos y cuentas bancarias, que recogen 4 de cada 10 euros destinados a productos financieros. Pero los productos de entidades aseguradoras (1 de cada 10 euros) también tienen su nicho. Estos últimos, principalmente seguros de ahorro, rentas vitalicias y planes de previsión asegurados (PPA), aglutinan unos 242.000 millones de euros y son los únicos que pueden presumir de no haber parado de crecer año tras año. Que cada vez haya más familias que apuesten por ellos, sacrificando rendimientos futuros a cambio de mayor seguridad, no es una buena noticia. Y ojo, el riesgo puede ser mayor del que se presupone. No hay fondo de cobertura para estos productos, por lo que la solvencia de cada aseguradora es aquí su único aval. Y en cuanto a su rendimiento, a veces puede inducir a error, ya que llegan a comercializarse bajo la etiqueta de 100% garantizados pero en la letra pequeña reconocen que es el ahorrador quien asume el riesgo de la inversión como ocurre con algunos estructurados (como p.ej. el Seguro de ahorro PrimActiva Plus).
En nuestra revista mensual nº 068 del mes de mayo hemos puesto el foco en los Planes de Previsión Asegurados, un producto con las mismas condiciones fiscales de los planes de pensiones, pero con el gancho de una rentabilidad garantizada que dispara su atractivo entre los ahorradores conservadores. La conclusión es clara: la oferta deja bastante que desear. Sus rendimientos finales son poco boyantes - cuando no nulos - y cuentan con la misma falta de liquidez de los planes de pensiones. Además, aunque el atractivo fiscal puede darle una alegría a la hora de hacer su declaración de la renta actual (vea nuestro dossier) a la postre quedará en agua de borrajas si la rentabilidad a obtener es nula.
No se lleve a engaño. La ausencia de riesgo está hoy más penalizada que nunca y no tiene cabida si de invertir a largo plazo se trata. En tal caso ha de apostar por una estrategia basada en la diversificación entre acciones y obligaciones que, en el contexto actual, implica asumir más riesgo que en el pasado. Nuestra Estrategia Global Flexible, que le saldrá más a cuenta seguir a través del Metavalor Global, es la mejor vía para maximizar su rendimiento de cara al futuro. Pero si es muy asustadizo y quiere limitar el riesgo aun siendo consciente de que mermará su rendimiento futuro, cuenta con tres estrategias a su alcance: las carteras mixtas defensiva, equilibrada y dinámica.