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Juntos pero no revueltos
hace 9 años - lunes, 24 de marzo de 2014
El sector tecnológico se ha vuelto a poner de moda entre los inversores, que "devoran" sus acciones. Descubra nuestra opinión al respecto.
Las empresas del sector tecnológico vuelven a despertar el apetito de los inversores. Los primeros sondeos de cara a la próxima salida a bolsa de King Digital Entertainment indican que el fabricante de juegos para móviles y tabletas podría alcanzar los 7.600 millones de dólares de capitalización bursátil. Solo un mes antes, Facebook dejaba al mundo boquiabierto poniendo sobre la mesa nada menos que 19.000 millones de dólares para hacerse con WhatsApp.
Un frenesí comprador que no han tardado en replicar los operadores de telecomunicaciones. Vodafone firmó la semana pasada la compra del operador de cable ONO por 7.200 millones de euros (vea nuestro artículo al respecto). Y es que ambos sectores se encuentran íntimamente relacionados. El éxito de las aplicaciones tecnológicas (mensajería, redes sociales, comercio electrónico…) sería sencillamente imposible sin el desarrollo de las operadoras de telecomunicaciones. De la misma manera, el apetito generado por estas aplicaciones ha convertido a los servicios de telecomunicaciones en un bien indispensable para el consumidor de hoy.
Pero desde el punto de vista del inversor (rendimiento esperado para su ahorro) las diferencias son abismales entre un sector y otro. Las empresas tecnológicas de moda como Facebook, Twitter o 3D Systems aportan un buen puñado de millones de usuarios, pero la rentabilidad de sus modelos de negocio aún está por ver. La media del sector tecnológico cotiza en bolsa a ¡267 veces el beneficio de un año!, a años luz de las 14,8 veces de las acciones más tradicionales y rentables del conjunto de la bolsa americana.
Con la explosión de la burbuja punto.com aún fresca en nuestra memoria, OCU Inversores no es dado a confiar en aventuras de dudosa rentabilidad. Más recomendable nos parece beneficiarnos de esta nueva “fiebre del oro” con las empresas de telecomunicaciones, con un futuro igual de prometedor pero mucho menos arriesgado.
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