Más de cuatro años en nuestro radar
El momentum, o factor impulso, es una estrategia que selecciona las acciones siguiendo el rastro de un buen desempeño bursátil reciente, apostando por la máxima de que las tendencias positivas pueden persistir. Una fórmula que ha ganado tracción entre los inversores gracias a su capacidad de generar rendimientos superiores en el largo plazo. Como es lógico, los fondos (y ETF) tampoco han sido ajenos a esta tendencia y ya es posible dar con algunos (pocos, eso sí) que basan su política de inversión únicamente en esta premisa. Nosotros la pusimos en el radar hace algo más de cuatro años y desde entonces estos fondos acumulan jugosas ganancias. De hecho, en el último año su rendimiento es espectacular. ¿Siguen siendo interesantes?
Momentum, rentable a largo plazo
Cuando un fondo invierte según el momentum lo que hace es conformar su cartera de inversiones analizando el comportamiento bursátil de las acciones en los últimos meses, normalmente en los últimos 6 o 12 meses, bajo la premisa de que las que mejor lo han hecho en el pasado continuarán haciéndolo bien en el futuro. La pregunta del millón es si esta premisa es o no válida.
Aunque sin ser garantía de nada, lo cierto es que es una estrategia que históricamente ha demostrado ser rentable en el largo plazo a nivel agregado. No en vano está respaldada por el comportamiento típico de los inversores, que prefieren comprar acciones que están en una fase ascendente, en lugar de optar por las que están en declive. Así, se ha demostrado que, analizando largos periodos de tiempo de rendimientos bursátiles, las acciones con mejor desempeño – es decir con momentum positivo –, suelen seguir haciéndolo bien en los meses siguientes. En cambio, aquellas con peor comportamiento, es decir con momentum negativo, suelen seguir comportándose peor. Razón por la que hacer una criba de acciones basándose en este criterio, como hacen los fondos de momentum, suele ofrecer un mejor rendimiento en el largo plazo que la mera gestión pasiva consistente en replicar a todo el mercado.
Inconvenientes, también los hay
Ahora bien, seguir esta estrategia también tiene sus inconvenientes. Como p.ej. el riesgo que conlleva tener una cartera de valores que, debido a su tendencia alcista, podrían están sobrevalorados y, por tanto, caros. No es de extrañar por tanto que el PER medio de los fondos de momentum sea más elevado que los del mercado de acciones en el que invierten (vea tabla). Algo que se explica tanto por la subida de las acciones que tienen en cartera como también por las propias expectativas de beneficios futuros que muchas de ellas suelen llevar consigo. El caso de Nvidia es un buen ejemplo de ello.
Además, los cambios de tendencia sectorial también pueden llegar a penalizar a esta estrategia temporalmente. Y es que estos fondos de momentum se pierden parte de la subida de las acciones que mejoran su comportamiento hasta que la luz verde de su momentum positivo empieza a encenderse; y se comen la caída de las acciones que empeoran su desempeño hasta que su luz roja avisa del peligro. Razón por la que, en el corto plazo, en momentos de corrección, estos fondos pueden sobredimensionar unas pérdidas que, como ya dijimos, en el largo plazo se compensan claramente por las ganancias de los años de bonanza.
Su interés, por tanto, se mantiene intacto a nuestros ojos. El momentum no es una estrategia mágica, pero bien utilizada y con un horizonte de largo plazo, puede ser un aliado para potenciar tus inversiones. Eso sí, siempre como complemento y bajo el prisma de la diversificación y la convivencia con otros fondos interesantes con otras estrategias de inversión. Y ahora, ¿cuáles son los mejores fondos de momentum?
Una oferta escasa, pero variada
La oferta de fondos de momentum es más bien escasa y ni siquiera llega a los dedos de las manos. Pero es más que suficiente como para abordar una estrategia de la que muchos de nuestros socios llevan ya unos cuantos años sacando partido. En ella, eso sí, se entremezclan fondos de tres categorías distintas, en función del universo de selección del que beben: acciones globales, estadounidenses y europeas.
A nuestros ojos, la mejor forma de abordar esta estrategia es de forma global. De hecho, fue la primera sobre la que pusimos la lupa, es la que mayor recorrido lleva sobre sus espaldas y la que muestra el camino de lo que es capaz de hacer esta estrategia en el largo plazo (vea más adelante).
No obstante, desde una perspectiva del momentum también se puede tomar partido por otras regiones, como EE. UU o Europa. Al cambiar el universo de selección también lo harán los resultados futuros, si bien es cierto que entre las acciones estadounidenses y las globales hay una correlación muy evidente debido al protagonismo de las acciones yanquis en las bolsas mundiales que hace que sus resultados discurran en términos similares. Sí encontraría más diferencias cuando de acciones europeas se trata (vea tabla), una región que ha salido peor parada en el pasado y que también creemos cuenta con peores cartas para lo que está por venir, por lo que preferimos evitarla independientemente de la estrategia con la que se instrumentalice.
En junio de 2020 pusimos la lupa por primera vez en dos ETF de momentum de acciones globales, el iShares Edge MSCI Wld Mntm Fctr(IE00BP3QZ825) y el Xtrackers MSCI World Momentum (IE00BL25JP72). Ambos ETF, que cotizan en euros en el Xetra alemán y están disponibles en Banco BiG sin comisiones de custodia para nuestros socios, representan a nuestros ojos la mejor alternativa para abordar la apuesta por el momentum. Tienen unos costes ajustados y tratan de replicar el índice MSCI World Momentum, formado por unas 1.400 compañías de todo el mundo en las que ahora destacan las tecnológicas (22%), eso sí seguidas de cerca por las financieras (20%) y con las de salud (15%) unos pasos por detrás. Como no podía ser de otra forma, el peso de las acciones estadounidenses es de largo el más elevado (72% del total) y entre sus principales posiciones están las tecnológicas Nvidia (5,8%) y Apple (5,1%), Alphabet (5,3%) o la de salud Ely Lilly (3,1%). Con estos mimbres no es de extrañar la espectacular subida del último año (vea tabla). Pero lo más importante son los rendimientos conseguidos en horizontes más lejanos (a 5 y, sobre todo, a 10 años vista) que dan fe de su regularidad y el plus que puede conseguir invirtiendo en base a esta estrategia.
Si quiere canalizar esta estrategia a través de un fondo tradicional, el Robeco QI Global Momentum F (LU1025005122), disponible en su versión limpia en EBN Banco desde 2.500 euros, también es una buena opción. Aunque un paso por detrás de los ETF anteriores, en los últimos tiempos logra ya resultados similares y ahora tiene una cartera similar a la de aquellos.
Mientras, en un último escalón tenemos a un ETF de momentum que trata de incluir también criterios ESG en la selección de inversiones. Un criterio de sostenibilidad (ESG) que, a nivel de rendimiento, parece restar más que sumar pues el patrón se repite también en los fondos de momentum ESG de acciones europeas y estadounidenses, peor parados que la otra alternativa.
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