Seguramente haya oído hablar de las baterías recargables de iones de litio: almacenan tres o cuatro veces la energía de una batería tradicional y las encontrará en los móviles, herramientas eléctricas, drones… Eso sí, la demanda del litio despegó con el boom del coche eléctrico. Si bien este metal no solo se usa en la movilidad eléctrica – es materia prima también en la industria del vidrio y cerámica, en la farmacéutica o en la lubricación –, las proyecciones de crecimiento de la movilidad del futuro hicieron despegar su precio hasta alcanzar máximos históricos a comienzos del año pasado. Ahora bien, tras un excepcional 2022 a nivel mundial en volumen de ventas de coches eléctricos, el descenso de estas en 2023 – especialmente en China, donde se han eliminado las subvenciones – ha derivado también en la caída a peso del precio del litio.
• El tropiezo en la venta de coches eléctricos será más o menos pasajero en función de la marcha de la economía mundial, pero la sustitución del motor de combustión (gasolina, gasóleo, sintéticos…) por el eléctrico es una tendencia imparable a nivel global. Europa ha prohibido vender coches con motor de combustión en 2035 y los fabricantes de eléctricos como Tesla están empezando a bajar los precios de venta. Es pues cuestión de tiempo que su demanda vuelva a tirar del carro. Y con ella la del litio, mientras la industria no le encuentre un sustituto. Eso sí, por el momento hay que tener presente que podría seguir cediendo terreno.
A la búsqueda de sustituto
Varias son las tecnologías que pretenden sustituir al litio en la movilidad eléctrica sin haber por el momento una alternativa viable a su uso (hidrógeno, baterías de sodio…). Los desarrollos que tiene más posibilidades de salir adelante a medio plazo están más relacionados con el estado sólido o líquido del electrolito de la batería o con los diferentes ánodos y cátodos que con la sustitución del litio como elemento clave.
• A finales de 2021 la producción de litio era de apenas 540.000 toneladas. Para satisfacer la demanda según el Foro Económico Mundial (WEF), será necesario producir 1,5 millones de toneladas de litio para 2025 y al menos 3 millones para 2030. Algo difícil de alcanzar, ya que según la consultora AEGIS Hedging Solutions, la cantidad de litio en los minerales está disminuyendo significativamente y la falta de nuevas inversiones en el sector es evidente. Hay que tener en cuenta que poner en marcha una nueva mina de litio puede llevar hasta 15 años. Todo ello hace que nos enfrentemos en unos años vista a una demanda de litio creciente e insatisfecha.
Cómo invertir
No hay ningún fondo que permita invertir directamente en litio. Sin embargo, sí puede hacerlo indirectamente a través de un ETF que invierta en empresas que lo extraen. El fondo con la cartera más amplia es el
Global X Lithium and Battery Tech (IE00BLCHJN13). Sus gestores invierten en todo el ciclo del litio comprando acciones de empresas extractivas, procesadoras (Albemarle, Química y Minera de Chile, Tianqi Lithium) y productoras de baterías (Samsung SDI, Tesla). Este ETF, que ha caído un 20,4% en los últimos seis meses y presenta un -12,6% a un año, es, como puede concluir por sus recientes resultados, una apuesta interesante, pero de alto riesgo.
• Algo menos agresivo y con todas las bazas para aprovechar la
movilidad del futuro es el incluido en nuestra cartera
Experto en acciones: el
Xtrackers Future Mobility UCITS ETF 1C (IE00BGV5VR99), que cedió 0,4% a un año tras rebotar un 15,7% en los últimos seis meses. Ambos cotizan en euros en el Xetra y puede comprarlos en Banco BiG.
Valor liquidativo en el momento del análisis:
Global X Lithium and Battery Tech UCITS ETF USDAcc: 9,50 EUR
Xtrackers Future Mobility UCITS ETF 1C: 59,00 EUR
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