Impacto de los aranceles en la economía mundial
A comienzos de junio, el presidente Trump decidió duplicar los aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio, elevándolos del 25% al 50%. Esta medida buscaba presionar, entre otros muchos países, a la UE para renegociar acuerdos comerciales más favorables para EE. UU. La respuesta de la Comisión Europea no se hizo esperar y, muy a su pesar, indicó estar preparada para imponer con-tramedidas si no se alcanzaba un acuerdo esta semana. Estas represalias podrían afectar a productos estadounidenses por un valor de unos 95.000 millones de euros.
¿Qué impacto tienen estos aranceles en la economía mundial? Según la Reserva Federal, la guerra comercial está provocando una desaceleración en la economía estadounidense, aumentando la incertidumbre para empresas y consumidores, y afectando negativamente la inversión y el crecimiento económico. Por su parte, la UE ha manifestado su preocupación por el impacto de los aranceles en la economía global y ha reiterado su compromiso con una solución negociada, aunque está preparada para responder con medidas proporcionales, si las conversaciones no prosperan. Si no se logra un próximo acuerdo, es probable que ambas partes implementen nuevas medidas arancelarias, lo que intensificaría aún más la guerra comercial y sus efectos en la economía.
Percepción de los ciudadanos respecto a los aranceles
Una encuesta realizada por Euroconsumers en España, Italia, Bélgica y Portugal arroja resultados muy claros sobre las percepciones de los ciudadanos respecto a los aranceles y las medidas de respuesta. En España el 89% de los ciudadanos cree que los aranceles afectarán negativamente al coste de vida con un 75% apoyando que la UE responda con contra aranceles, si EE. UU. mantiene los suyos; y ello sin dar el brazo a torcer, pues solo el 28% aceptaría relajar normas ambientales para llegar a un acuerdo. En esta ocasión España no es diferente y los consumidores europeos apuntan a plantarle cara a EE. UU. con un 75% apoyando la imposición de contra aranceles, si no hay acuerdo. El 86% quiere que Europa invierta más en sectores estratégicos para ser menos dependiente, y el 83% pide diversificar las relaciones comerciales y no depender tanto de EE. UU.
Los ciudadanos europeos no desean entrar en una guerra comercial por orgullo, pero tampoco quieren que se relajen normas ambientales, alimentarias o de privacidad como moneda de cambio. La UE tendrá que encontrar un difícil equilibrio entre defender sus intereses y mantener sus principios. En OCU consideramos que la defensa de nuestros intereses económicos debe ir de la mano con la preservación de nuestras normas ambientales, alimentarias y de privacidad. Solo así podremos asegurar un futuro próspero y sostenible para todos los ciudadanos europeos.