La estrategia de inversión de Warren Buffett, conocido como el “Oráculo de Omaha", se ha basado en varios principios clave que han demostrado ser extremadamente exitosos a lo largo de los años. Buffett sigue los principios de Benjamin Graham, buscando empresas cuyo valor intrínseco sea mayor que su precio de mercado. Esto implica comprar acciones infravaloradas y mantenerlas a largo plazo. Antes de invertir, Buffett realiza un análisis profundo de las empresas, evaluando su modelo de negocio, ventajas competitivas, calidad de la gestión y perspectivas de crecimiento. Además, no se deja influenciar por las fluctuaciones del mercado a corto plazo y prefiere mantener sus inversiones durante muchos años, permitiendo que el valor de las empresas se aprecie con el tiempo. Invierte en negocios que entiende bien y evita sectores que considera demasiado complejos o especulativos.
Así pues, el éxito de Buffett se debe a su capacidad para identificar oportunidades de inversión sólidas y su enfoque disciplinado y paciente. Además, su habilidad para mantenerse fiel a sus principios, incluso en tiempos de volatilidad del mercado, ha sido crucial para su éxito a largo plazo. Nuestro método de valoración de acciones comparte muchos de estos principios. De ahí nuestra apuesta por Berkshire Hathaway, el holding inversor de Warren Buffett, con un peso importante en nuestra cartera Experto en acciones (vea nuestro artículo: Berkshire Hathaway: adiós a Warren Buffett). También nosotros apostamos por el análisis fundamental a la hora de comprar o vender acciones. Nuestras recomendaciones tienen en cuenta el verdadero valor de las empresas en el largo plazo. En nuestra web publicamos una apreciación (barata, muy barata, correcta, cara y muy cara) y un consejo (comprar, mantener, vender) para las casi 200 acciones que analizamos en estos momentos. Una apreciación basada en un modelo de análisis que utiliza múltiples criterios. Por un lado, el estudio de los mercados según el crecimiento esperado, la evolución de las divisas y los tipos de interés. Por otro, analizamos la evolución de los distintos sectores económicos (bancario, eléctrico...) y de las empresas que los conforman, para establecer así previsiones de beneficio y dividendos para aquellas empresas que componen nuestra selección, evaluando su nivel de riesgo e incorporando al análisis otras variables (cash flow, valor contable, momentum…).
De todo ello y comparado con la cotización, deducimos una apreciación final para cada acción, válida a largo plazo, ya que a corto plazo por muchas tendencias que surjan, la evolución de las cotizaciones es impredecible. Son por tanto unos modelos basados en criterios objetivos y medibles los que guían nuestros consejos y que hasta ahora han cumplido las expectativas a largo plazo. Y muestra de ello es el buen hacer de nuestra cartera de acciones con una ganancia del 13,3% media anual desde su creación hace 35 años.