Un producto muy popular
Pero los fondos no siempre serán la respuesta adecuada a sus necesidades. Tanto acciones como fondos tienen ventajas e inconvenientes. En el caso de los fondos hay razones para su popularidad: el hecho de que sean fáciles de comprar y vender desde pequeños montantes sin grandes costes de transacción; que la mayoría de sus costes sean invisibles y por ello den la apariencia de ser más baratos; o que permitan diversificar su apuesta abarcando un mayor espectro del mercado. Claro que al apostar a través de ellos estará renunciando a la posibilidad de un mayor rendimiento que pueden ofrecerle las acciones.También hay que señalar a favor de los fondos, como habrá leído en nuestra última revista mensual de septiembre, sus ventajas fiscales a la hora de retrasar el pago de impuestos. Dado que tributan en el momento de su reembolso o venta y si hace un traspaso entre fondos no tendrá que pasar por caja en cuanto a impuestos. Un par de factores, que si sabe jugar bien sus cartas pueden llevarle a retrasar o pagar menos impuestos y preservar su patrimonio. Esto no es algo que pueda aplicarse a las acciones o los ETF (fondos cotizados), pues carecen de esta posibilidad fiscal.
Pero impuestos aparte y volviendo a la pregunta inicial, hemos de decir que, si al apostar por acciones individuales da en el clavo, puede obtener mayor rentabilidad que con un fondo. Tal puede ocurrir en sectores o mercados que no merecen una apuesta en su conjunto, pero en el que brillan valores individuales. Y es que ya se trate de fondos que realicen una gestión pasiva, que se limitan a seguir un índice; o de los de gestión activa en los que el gestor elige dónde deposita sus apuestas – hasta cierto punto, pues legalmente la composición de un fondo debe cumplir unos parámetros –, en ambos casos su evolución estará de alguna manera ligada al conjunto de esa economía o sector. Mientras que las empresas individuales presentes en ese mercado pueden incluso evolucionar en sentido contrario al estar su negocio distribuido en otros mercados o contar con fortalezas únicas. Es más, que se trate de acciones no quiere decir que por naturaleza deban tener una volatilidad elevada. De hecho, hay casos en que algunos fondos presentan más altibajos que algunas acciones. Otro cantar será que usted pueda o no disponer del montante para acometer esa inversión, y tenga el temple de soportar que su apuesta no funcione tan bien como esperaba. Un ejemplo lo tiene en este mercado cansado que aún merece la pena mantener, pero en el que hay empresas individuales que merece la pena comprar.