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¿No es país para empresas?
hace 6 meses - viernes, 17 de marzo de 2023
Levantando sonoras críticas Ferrovial ha anunciado que traslada su sede social de España a Países Bajos. En realidad, se trata de un paso más. Vea nuestra postura editorial.

Más del 80% de ingresos de Ferrovial provienen del extranjero.
Mayor seguridad jurídica y menor presión fiscal
En realidad una buena parte de la compañía ya llevaba tiempo fuera de nuestro país.Y es que más del 80% de sus ingresos provienen del extranjero; algo que no es más que una consecuencia que trae consigo el hacerse grande: que el mercado natal puede quedarse pequeño y hay que lanzarse a otros mercados fuera de nuestras fronteras. La compañía española de infraestructuras y servicios no es la primera compañía que saca al extranjero su sede social y nos atrevemos a vaticinar que tampoco será la última. Las razones esgrimidas en este caso han sido buscar una mayor seguridad jurídica y una menor presión fiscal. Además de poder a acceder a una financiación más barata. Y es que España ha dejado de ser un país chic para invertir, lo que a ojos de Ferrovial le encarece la financiación de sus proyectos.
El Estado español verá algo mermadas sus arcas con esta salida, ya que los dividendos que la compañía recibía de sus filiales dejarán de tributar en España en sociedades, y con la salida de sus consejeros estos dejarán de pagar impuesto de grandes fortunas, patrimonio e IRPF para someterse a la legislación holandesa. Pero no creemos que mereciera la furibunda reacción de nuestro Ejecutivo, que calificando como escapista la mudanza de sede no le ha sentado nada bien esta decisión. De hecho, buena parte de las críticas hacia la compañía y hacia sus consejeros han partido del propio Ejecutivo, que han llegado a calificar tal medida como una “indignidad”. Situación que choca por el doble rasero aplicado en el caso de Mediaset, que se fuga al mismo destino sin la menor crítica ni “pero” alguno de la administración en el proceso.
A nosotros no nos gusta ni un pelo que las empresas españolas se marchen al extranjero, pero aquel que quiere coger miel hace mal en agitar el panal. Creemos que, en lugar de criticar ferozmente este tipo de estrategias empresariales y atacar personalmente a las grandes fortunas españolas, se podría poner un mejor empeño en crear un entorno en el que sean las empresas los órganos de decisión con sus ejecutivos y las grandes fortunas las que tengan interés en quedarse aquí. Y, es más, que atraiga, como hace Holanda a las empresas que están fuera. Ello supone un doble esfuerzo, por un lado, en el ámbito internacional luchando para evitar los paraísos fiscales; pero sobre todo internamente de cara a hacer del solar patrio un sitio más tranquilo para las empresas, la inversión y las grandes fortunas. Evitar los cambios en las reglas del juego, siempre para empeorar la situación de las compañías y dejar de limar con una decisión tras otra a las personas, cuyos ingresos o patrimonios destaquen por encima de la media son los primeros pasos de tal proceso.