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Maldita guerra. Nuestra postura editorial
hace un año - lunes, 7 de marzo de 2022
Mientras se recrudece la invasión rusa en territorio ucraniano, y se corre el riesgo de que se enquiste el conflicto, las derivadas económicas de la escalada bélica se multiplican y la factura energética y del resto de materias primas se dispara.

El sector armamentístico gana protagonismo con la guerra en Ucrania.
Los precios de las materias primas se disparan
El conflicto ruso-ucraniano, cuyo coste – amén de las vidas que se está llevando por delante –, no sólo supone aquí pagar más por llenar el depósito de nuestro vehículo, sino que repercutirá en cascada sobre el resto de los bienes que de una forma u otra se transportan o utilizan materias primas cuyos precios también están subiendo; incluidos los agrícolas. La inflación – que hasta nosotros hace unas semanas creíamos que pudiera corregirse en la segunda parte del año – es un problema, cuya solución se presenta cada vez más complicada. Debemos prepararnos para un escenario de menor crecimiento e inflación alta durante más tiempo. Desde el propio BCE (Banco Central Europeo) se ha nombrado la palabra maldita: estanflación, es decir, un escaso o nulo crecimiento económico con inflación. Y ya preparan un plan de choque que pudieran dar a conocer el próximo jueves y que bien pudiera frenar la sangría bursátil en la zona euro. Pero, por el momento los inversores siguen en modo pánico.
Cuando cunde el miedo entre los inversores, no suele ser el mejor momento de vender. Si la cartera está bien diversificada y se tiene un horizonte de largo plazo, lo más razonable es aguantar el chaparrón y esperar al rebote. En todo caso no todo son números rojos en los mercados: las compañías productoras y extractivas de petróleo se benefician de su tirón. Y si a usted su postura ética no le impide invertir en el sector armamentístico, le explicamos cómo hacerlo. Eso sí, es un sector no exento de riesgos y del que huyen no pocos inversores institucionales, precisamente, porque sus criterios ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza) se lo impiden.
Mientras no son pocos los inversores que huyen a las antípodas pensando en alejarse lo máximo del conflicto, razón por la que el dólar australiano y neozelandés están repuntando estos días, debemos decirle que un mundo global no existe una economía que pueda considerarse refugio seguro 100%. Si usted es de los que los altibajos no le dejan dormir y busca ese puerto seguro, tampoco creemos que sea el de las criptomonedas; ya que, digan lo que digan sus defensores, no está funcionando como tal y se deja 16% en lo que llevamos de año. En cambio, el oro sí funciona como tal y sube un 16% en este mismo plazo. Le recomendamos apostar por este último, si le tiembla el pulso más de lo que pueda soportar. Al resto de inversores les aconsejamos templanza con su cartera bien diversificada. Esperemos que las autoridades monetarias, por su parte, vuelvan a usar su magia, mientras deseamos profundamente que el conflicto ucraniano termine lo antes posible.
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