- Sala de prensa
- Defensa contra el caos
Noticias
Posiciones editoriales
Defensa contra el caos
hace un año - lunes, 28 de febrero de 2022
El ataque de Rusia a Ucrania ha provocado, no sólo un drama humano, sino también fuertes turbulencias en los mercados. ¿Qué hacer en este escenario? ¿Tiene una cartera bien diversificada?

La guerra ruso-ucraniana tendrá consecuencias globales.
Un conflicto de consecuencias globales
Un nuevo drama humano se ha cernido sobre Europa. El ataque ruso sobre Ucrania ha traído la barbarie que parecía ya superada con el fin de la guerra de los Balcanes, los muertos se cuentan ya por centenares y los heridos son ya más de 1.600, según la información oficial ucraniana. Como no podía ser de otra forma volvió el pánico a los mercados financieros y la cascada de caídas pronto recorrió los parqués de todo el mundo. La Bolsa rusa llegó a caer un 50% y en las europeas, las más perjudicadas fueron las más expuestas a la crisis ucraniana. Que el conflicto pasará factura a la recuperación económica es un hecho; igual que lo es su efecto inmediato en los precios de las materias primas. Por ejemplo, el barril del petróleo Brent no dudó en las primeras horas del conflicto en cruzar la barrera de los 100 dólares USD y el contrato de futuros del gas entregable en Europa saltó más de un 30%. También subieron metales como el aluminio y el níquel para, cuya producción requiere mucha energía. Por no hablar de los productos agrícolas – Rusia y Ucrania son dos de los principales exportadores del mercado mundial de cereales –, cuyos precios rebotaron y tocaron máximos como en el caso del trigo. En definitiva, una llama más que aviva el fuego de la inflación, cuyo dato provisional de febrero marca un aterrador 7,4% en España. El comercio exterior se va a ver alterado por un conflicto que, aunque se libre a muchos kilómetros de distancia, tendrá consecuencias globales.
Ante una primera respuesta internacional muy tibia, han llegado sanciones más duras como la desconexión de varios bancos rusos del sistema de pagos SWIFT o la congelación de las reservas exteriores del banco central ruso, lo que complica a los rusos sostener la caída del rublo. Ante este panorama, y como suele pasar cuando las turbulencias hacen tambalearse los mercados, los inversores se han lanzado a vender sus acciones.
Es difícil saber ahora cuánto durará el conflicto y si ha habido una sobrerreacción o es el principio de algo mayor sin saber cuál será su alcance final. Y si bien, por prudencia, no nos atrevemos a recomendarle seguir la máxima atribuida a Nathan Rothschild, que proponía “comprar cuando suenan los cañones y vender cuando suenen las trompetas” – es decir, comprar con las caídas actuales y vender cuando llegue el rebote del fin de conflicto –, lo que sí le decimos es que es mejor mantener la calma. Piense en el horizonte al que ha planificado sus inversiones, así como el perfil de riesgo asumido. Cuanto más lejano sea el plazo de su estrategia más se diluirá el efecto del desplome actual de las inversiones rusas. Por ahora le recomendamos templar los nervios y fijarse en aquellas inversiones con menor riesgo como Suiza y Japón; o con poca exposición a Europa como China y Corea del Sur; así como las obligaciones de distintos países presentes en nuestras carteras.
Qué hacer con sus inversiones ante la guerra en Ucrania
La guerra hace saltar la alarma de la inflación