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Emergentes, ¿ahora? Nuestra postura editorial
hace un año - lunes, 25 de octubre de 2021
Las inversiones con más riesgo son las que producen mayor rechazo; y más cuando los inversores huyen despavoridos de ciertos mercados.
Rentabilidad y riesgo van de la mano
A nadie le gusta perder dinero y se ha constatado que, si pudiera cuantificarse el dolor y el placer reflejándose en una escala de -10 a 10, la mayoría de la gente daría el doble de puntuación por la parte negativa a perder 1.000 euros que la que daría en la parte positiva a ganar 1.000 euros. Por ejemplo, no sería extraño ver como un mismo inversor otorgaría -4 puntos a la primera opción, mientras que calificaría con 2 a la segunda. Y si usted hubiera dado notas similares, no es porque sea un acobardado, sino porque su sistema límbico funciona perfectamente. Por eso es por lo que las inversiones con un mayor riesgo producen un mayor rechazo y más todavía, cuando empieza a correr la sangre en dicho mercado y los inversores comienzan a huir despavoridos.
Ahora bien, salvo que usted no asuma ningún riesgo y se contente con rendimientos de entre el 0% y el 1% anual, algo de riesgo debe asumir y el inversor más avezado ya sabe que, por un lado, rentabilidad y riesgo suelen ir de la mano – más riesgo suele ir retribuido con un mayor rendimiento – y por otro, que adivinar lo que puede hacer una inversión en el corto plazo es muy muy, complicado. Por ello, a la larga quien obtiene un mayor rendimiento no es aquel que no asume ningún riesgo, ni aquel que abandona su apuesta a la primera torcedura, sino aquel que entiende que riesgo y rendimiento suelen ir emparejados y lo importante es apostar en su justa medida por aquellas inversiones con mejores perspectivas en el largo plazo. Entendiendo por justa medida no jugárselo todo a una sola carta de golpe, sino combinar distintas inversiones, según su precio y perspectivas.
Por ello, mientras que los inversores huyen despavoridos de Turquía y la lira cae en picado tras la decisión del gobernador de su banco central de bajar en dos ocasiones en apenas un mes los tipos de interés, nosotros pensamos que en una cartera global que no se fije por los impredecibles altibajos del corto plazo el rendimiento que ofrecen las obligaciones turcas a largo plazo sigue mereciendo la pena dándoles un peso de no más del 5%; de hecho a pesar de la caída de algo más del 16% de la lira frente al euro en el último año el trauma en nuestra cartera ha sido de “sólo” un -2,5% gracias a los cupones que pagan. Razonamiento similar debe aplicar, cuando hablamos de México o cuando nuestros colegas de OCU fincas y casas detectan en Sevilla inversiones inmobiliarias con rentabilidades de entre el 5 y 8%; viviendas que pueden ser aptas, si contrata un seguro de arrendamiento que cubra el mayor riesgo que conllevan o lo haga dentro de una cartera de inmuebles mucho más diversificada.
Es en suma no dejar que sus decisiones de inversión sean sólo controladas por su sistema límbico, sino que la parte más racional de su cerebro sea quien lleve la voz cantante. Claro está siempre que su corazón le permita aguantar los altibajos.
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