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Reticencia a vender con pérdidas
hace 2 años - viernes, 9 de octubre de 2020
Asumir pérdidas no es plato de buen gusto para ningún inversor, pero, a veces, tomar a tiempo la decisión de vender puede ser la solución que evite un roto mayor en su patrimonio.
Sin embargo, muchos inversores no son capaces de ver ningún beneficio en ello y sienten cierta reticencia a dar este paso. Como si se tratase de la peor decisión que pueden tomar, se empeñan en retrasar el doloroso momento, aferrándose para ello a la idea de no perderse un eventual rebote; como si por el hecho de haber caído ahora no tuvieran más camino que el ascenso. Bien es cierto que tal repunte pudiera producirse; pero no es menos cierto que también pudiera darse una espiral de caídas que les sumiera en una situación mucho peor que la de inicio. Un extremo que parecen olvidar. Como también parecen olvidar que el hecho de que una inversión caiga de precio no equivale a que sea barata y, por tanto, merezca una apuesta.
En la naturaleza de las inversiones está el hecho de que unas puedan ir bien y otras mal por un cúmulo de factores. Ello no significa que las primeras por su buen hacer sean las acertadas y las segundas las erradas por su mal comportamiento. A falta de péndulo mágico que le señale qué camino escoger, a lo que sí debe aferrarse el inversor, es a unas previsiones razonables sobre esas inversiones y a la baza de la diversificación de su cartera. Todo ello sí le ayudará a la hora de tomar su decisión. Es lo que nos ha guiado a nosotros, por ejemplo, a la hora de decantarnos por reducir el peso de las acciones británicas en nuestras carteras. No es que ahora esta inversión carezca de potencial a largo plazo, claro que no. La Bolsa de Londres y la libra esterlina siguen estando baratas, pero con el descrédito en el que está sumiendo al país su gobierno – incompetencia en la gestión de la pandemia, vaivenes en cuanto al acuerdo del Brexit… –, pensamos que llegó la hora de vender. Y el que acumulen pérdidas en los últimos meses no nos frena en nuestra decisión. Obviamente vender con ganancias, como ha sido con el caso de las obligaciones españolas, siempre deja un regusto mucho más dulce. Pero no podemos ser ajenos a los riesgos que conlleva esta inversión ahora. Además, deshacer posiciones en ella abre la puerta a otras con las que diversificar aún más nuestras carteras.
A la hora de hacer los cambios, como los que le proponemos en nuestras carteras, lo primero que deberá hacer es revisar el peso real de sus inversiones y así aprovechar para reequilibrar su cartera. Recuerde que en el caso de vender con ganancias obtenidas a través de un fondo puede traspasarlo para beneficiarse del diferimiento fiscal. Por el contrario, si vende con pérdidas, procedentes de acciones, obligaciones o ETF, no le quedará otra que pasar por el Fisco. No obstante, puede sacar partido compensando las ganancias con lo que, no siempre es tan malo, sacar a la luz pérdidas.
Consulte los cambios en las carteras mixtas y en la Global Flexible.