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Navegar en aguas turbulentas
hace 3 años - lunes, 21 de septiembre de 2020Unas aguas que se mueven en función de los rebrotes y donde las previsiones macro para la economía global y locales varían cada día según evolucione la pandemia. Así, por ejemplo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) acaba de mejorar sus previsiones para este año del PIB mundial del -6% al -4,5%. Una perspectiva global más alentadora que a nivel local se empaña con el empeoramiento de las previsiones del Banco de España (prevé una caída del PIB de entre el 10,5% y 12,6%, frente a la del 11,6% estimado en junio), que ya descarta una recuperación temprana de nuestra economía. En definitiva, corren tiempos de incertidumbre, donde por ahora la mayor certeza sigue siendo el escenario de tipos bajos por mucho tiempo con el que el inversor tendrá que lidiar.
En este contexto de tipos cero, cualquier inversión que ofrezca algo más de jugo sin asumir demasiado riesgo, puede ser digna de abordar. Es el caso de las obligaciones high yield o de alto rendimiento, una apuesta que implica mayor tensión que las obligaciones de deuda pública, pero cuyo diferencial puede compensarle. Y es que no es cualquier cosa: las high yield de la zona euro ofrecen un rendimiento del 4% frente al -0,1% de la deuda soberana, mientras que las del otro lado del charco, las estadounidenses rinden un 6% frente al 0,7% de la deuda pública. Esta carta de presentación las hace candidatas a formar parte de una cartera diversificada. Ahora bien, no hay que olvidar que esta deuda la suelen emitir empresas con una situación delicada y que ahora con la COVID-19 pudieran tener más problemas para pagar los cupones o devolver el capital al vencimiento. Estos entre otros riesgos no son desdeñables, por lo que no es una inversión que pueda acometerse a la ligera. La forma de cubrirse las espaldas es realizar una cuidadosa selección de fondos que inviertan en esta clase de deuda y, por supuesto, dentro de una cartera diversificada, donde puedan compensarse los altibajos de las distintas inversiones.
Lograr rendimientos en estos tiempos de crisis no es imposible. Lo estamos viendo con apuestas en valores refugio como el oro, la plata, fuera de cartera, eso sí; en fondos de acciones globales, los que apuestan por el buen momentum… Pero al igual que ocurre con la resiliencia, las turbulencias financieras están sacando a flote la importancia de contar con el análisis y el consejo de expertos, que ayuden al inversor a navegar por estas aguas. Volviendo al mercado de deuda, antes cuando la soberana ofrecía rentabilidades del 5% y 6%, cualquiera sin grandes conocimientos en la materia podía lanzarse a invertir. Todo lo contrario de lo que ocurre ahora, donde el análisis y el buen tino a la hora de elegir las inversiones pueden marcar la diferencia entre pérdidas y ganancias.