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Inversor, nueva normalidad
hace 2 años - martes, 15 de septiembre de 2020
En la "nueva normalidad" el inversor debe estar preparado para rentabilidades menores y un mayor riesgo
Prepárese para rentabilidades menores y un mayor riesgo
Durante las últimas décadas las obligaciones gubernamentales han desempeñado un papel crucial en la confección de cualquier estrategia de inversión que se precie. Además de aportar unos jugosos rendimientos anuales, también servían de escudo cuando venían mal dadas. Un análisis de lo vivido en las seis grandes crisis bursátiles de los últimos 30 años (guerra del Golfo, caída del fondo LTCM, burbuja puntocom, crisis financiera de 2008, la del euro de 2011 y el actual Covidcrash) no deja lugar a dudas: mientras que de media las acciones mundiales caían un 34%, las obligaciones estadounidenses se revalorizaban un 11%.
Pero en la nueva normalidad con la que tienen que lidiar los inversores, la deuda pública podría no ofrecer ya ni lo uno ni lo otro. Las rentabilidades están bajo mínimos, con las obligaciones en euros a 10 años en terreno incluso negativo, las estadounidenses dando menos de un 1% anual -su mínimo histórico- y las previsiones apuntando hacia una larga travesía por el desierto. Y aún hay más. En todas esas crisis bursátiles las ganancias de las obligaciones venían de la mano de unas expectativas (fundamentadas) de reducciones de tipos que acababan cumpliéndose. Algo poco probable en la actualidad dado el poco margen con el que cuentan los bancos centrales para bajar aún más los tipos, lo que parece tirar por tierra su papel de cobertura ante próximos vaivenes bursátiles.
Esta prolongada reducción de tipos hasta el bajo nivel actual conlleva un problema añadido para el inversor, ya que esos descensos también remaron a favor de las subidas bursátiles vividas en los últimos años: cada vez que la tasa libre de riesgo disminuía, aumentaba la valoración de las compañías en el momento presente, haciéndolas más atractivas. Una baza con la que ahora las acciones, ante el escaso margen de bajada de tipos, ya no pueden contar.
¿Qué hacer entonces? No hay una solución mágica. El inversor debe saber que se enfrenta a uno de los momentos más difíciles que hemos vivido para poder generar rendimientos atractivos a largo plazo. No hay inversión que pueda suplir el papel de las obligaciones soberanas en una estrategia global y hay que asumir que ahora las carteras tienen por delante menores rentabilidades esperadas y un mayor riesgo que en el pasado. De ahí que sea un buen momento para que se replantee su perfil como inversor y compruebe si la relación rentabilidad-riesgo se ajusta a lo que busca. Y también para confiar en una gestión profesional que saque todo el jugo a este binomio, como hace nuestra cartera mixta defensiva destinada al inversor más conservador. Ojo, no al ahorrador más temeroso.