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¿Psicosis bursátil?
hace 2 años - viernes, 17 de julio de 2020
La inversión en Bolsa debe tener un horizonte de largo plazo.
Y es que ahora, cuando nos enfrentamos al batacazo económico más grave de las últimas décadas y en el que la eurozona o EE.UU. pudieran ver recortado su PIB de 2020 en más de un 10% y 8%, respectivamente, las bolsas no reflejan panorama desolador alguno. Tras su rebote, el índice tecnológico NASDAQ ya supera los niveles precrisis y el estadounidense S&P 500 se acerca a ellos. En Europa el Euro Stoxx 50 apenas se encuentra un 12% por debajo, y el español IBEX 35 está aún a falta de un 25%, ¿puede decirse que estamos ante una psicosis bursátil? En modo alguno. Según los profesores, “la aritmética de la valoración de empresas explica lo que hay detrás del nivel actual de precios (…). El nivel teórico de una Bolsa es consecuencia de la suma de los beneficios futuros de las empresas cotizadas una vez que se actualizan estos por el tipo de interés sin riesgo (el de las obligaciones del Estado) al que se añade una prima de riesgo en función del estrés de los inversores en ese momento”.
Las valoraciones bursátiles son, por tanto, a largo plazo y en un horizonte de beneficios infinitos, lo que ocurra en un par de años sólo debería limar las valoraciones actuales; máxime cuando los beneficios futuros pueden llegar a pesar en su valoración tanto o más que los actuales, dado que la inflación y los tipos de interés están en negativo, sin que haya alternativa rentable sin riesgo a la Bolsa. Los profesores calculan que un zarpazo del 30% de los beneficios de las empresas en 2020 y 2021 sólo debería suponer una caída del 7% en la valoración bursátil previa al COVID19.
Eso sí, tampoco debemos cerrar los ojos. Estas valoraciones descuentan, por un lado, que los tipos de interés seguirán muy bajos y la crisis será pasajera: se prevé una vuelta a la normalidad económica en 2022 a lo sumo, lo cual compartimos, pero no podemos asegurar; y mucho menos que temporalmente el estrés de los inversores no haga despegar la prima de riesgo y ello acabe en un tropezón bursátil. Y por otro, que tal vuelta a la normalidad no será igual para todos. La crisis dejará heridas más difíciles de cicatrizar en empresas y sectores, cuya cuenta de pérdidas y ganancias siga con el contador de gastos a todo tren y parado el de ingresos: ya sea por una estructura de costes, donde predominan los costes fijos o porque deban afrontar mayores pagos de su deuda.
Nuestros analistas, en línea con lo que señalan estos profesores, han identificado entre las más heridas a bancos, empresas industriales o constructoras, mientras que tecnológicas, farmacéuticas o agroalimentarias se verán menos afectadas. Así, no debiera extrañarle nuestros movimientos en carteras (los del Experto en acciones, p.ej.), ni la reciente marcha de los índices bursátiles por el distinto peso de estos sectores en los mismos.