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La gestión activa pide paso
hace 5 años - lunes, 19 de marzo de 2018En los últimos años hemos asistido a un auge de los ETF de gestión pasiva, fondos de inversión cotizados que replican con mayor o menor acierto la evolución de algún índice bursátil. Al no requerir de un equipo de expertos que esté continuamente analizando las mejores oportunidades de inversión, las comisiones que cobran son más baratas, si bien no gozan de la ventaja del diferimiento fiscal en los traspasos. En los últimos años, las fuertes inyecciones de liquidez de los bancos centrales tuvieron un efecto muy positivo en el conjunto de las bolsas. Ante el temor de llegar tarde a la fiesta los inversores no se detuvieron a estudiar los fundamentos de cada compañía particular al invertir en ellas. Los ETF de gestión pasiva, gracias a sus menores costes, han logrado en muchos casos batir a los fondos de inversión tradicionales, lo cual no sorprende teniendo en cuenta el gran número de fondos de inversión que dicen hacer gestión activa (y cobran jugosas comisiones por ello) y después se limitan a seguir un índice.
Nosotros creemos que es muy deseable que el inversor de a pie tenga a su disposición un abanico amplio y competitivo de productos y servicios de inversión. Sin embargo, a pesar del reciente éxito de estos fondos cotizados, creemos que en el largo plazo una buena selección de las inversiones más que compensa los costes incurridos. Así ha sido en el pasado, y no sólo en momentos en los que en las bolsas se respiraba optimismo. Cuando las tornas cambian y aumenta la volatilidad, a las empresas mejor preparadas les ha ido mejor. De hecho, no nos sorprendería que este 2018 fuera el año de inflexión en el que la gestión activa recupere el protagonismo. Los elevados niveles alcanzados por las bolsas han provocado ya algún episodio de nerviosismo en las bolsas y aunque no hay razones para esperar un crash, mantener los elevados rendimientos del pasado va a ser cada vez más difícil. Elegir con tino las mejores oportunidades es importante.
¿A qué nos referimos exactamente? Pues a tomarse el tiempo de buscar acciones infravaloradas, prestando atención a los fundamentos de las empresas, a sus ratios financieros y contables, al ritmo esperado de crecimiento de los beneficios en función de la posición competitiva de cada empresa en su mercado, a los dividendos... Sin olvidar el control del riesgo, evitando aquellas empresas demasiado endeudadas y diversificando geográfica y sectorialmente. Por otro lado, hay que ser paciente. Los cambios de humor de los inversores pueden castigar injustamente una acción barata durante algún tiempo, pero no eternamente. Por ello es importante invertir con la vista puesta en el largo plazo. Una óptima selección de acciones no es fácil de lograr, pero respetando una serie de reglas básicas como las que acabamos de exponer, sus probabilidades de superar al mercado aumentan considerablemente. Nuestra cartera modelo Experto en acciones, la cual acumula una rentabilidad media que ronda el 15% anual desde su creación allá por 1990, le puede servir de ejemplo.
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