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¡83.384 millones a la basura!
hace 6 años - lunes, 4 de septiembre de 2017
Podría decirse que los españoles hemos arrojado a la basura más de 80.000 millones de euros a lo largo del año pasado. Vea nuestra postura editorial.
Está muy relacionado con lo que nos cuesta la banca a los españoles, pero si imagina que es la factura final del salvamento de las cajas de ahorro españolas durante la última crisis está equivocado. Eso “sólo” fueron unos 60.600 millones. Esta es mucho más alta y además es cada año. Se trata de un dinero que sale del bolsillo de los españoles, o más bien que no llega nunca a entrar. Y es que según las estadísticas publicadas por el Banco de España, hace un año los hogares españoles “atesoraban” en depósitos y cuentas unos 761.500 millones de euros, cuya remuneración media ha rondado el 0,2%. Con una sencilla calculadora de bolsillo es fácil saber cuánto dinero han cobrado los españoles en el último año en concepto de intereses o, mejor dicho, cuánto dinero han perdido por confiar su dinero a la banca en lugar de invertir por su cuenta más sabiamente.
Los socios de OCU inversiones pueden dar buena fe de ello. Nuestra propuesta de fondos para un perfil que en el largo plazo no desea asumir riesgos alocados, es decir nuestra cartera modelo global, ha rentado un 11,1% en el último año. ¡Nada menos que casi un 11% de diferencia! Si esa ingente masa de dinero hubiese salido de los bancos hace un año y se hubiese puesto a trabajar siguiendo la distribución recomendada por nuestra cartera global supondría que los españoles tendrían en sus bolsillos cerca de 83.300 millones de euros más.
Y dónde está ese dinero, ¿realmente se ha evaporado? Lo cierto es que quienes invierten en depósitos le hacen el favor a su banco, que es quien realmente hace negocio con el dinero ganado con el sudor de la frente de sus clientes. A pesar del cada vez más magro rendimiento de los depósitos, cada vez más dinero fluye hacia ellos. Sin duda las entidades que los comercializan saben explotar muy bien la supuesta mayor seguridad de conservar el capital que ofrecen, ya que muchos inversores se muestran más dispuestos a asumir el riesgo de dejar de ganar un 11% que a perder un 1% del capital invertido. Sin embargo, en el largo plazo no necesariamente es más seguro un depósito que seguir una estrategia global a través de una cartera bien gestionada y diversificada que incluya renta fija y acciones. Si tomamos nuevamente como ejemplo nuestra cartera modelo global y el periodo de los últimos diez años – que se corresponde con una de las peores crisis económicas que ha vivido nuestro país –, vemos que en sólo dos años la rentabilidad anual fue negativa y que su rendimiento medio anual del 4,3% superó con creces lo pagado por los depósitos.
No nos malinterprete, todo esto no quiere decir que haya que huir de los depósitos como de la peste. Pueden llegar a ser útiles en algunos casos optando eso sí sólo por los más rentables (vea nuestro comparador de depósitos). Pero desde luego no es racional que en lugar de disminuir su volumen, aumente y se sitúen ya en los 772.000 millones.
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